II Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia

Caracas, 24 al 26 de marzo de 1999


Almuerzo-Conferencia

Andrés Rigo
Vicepresidente de Asuntos Jurídicos del Banco Mundial

Buenas tardes. Ciudadana presidente y demás magistrados de la Corte Suprema de Justicia de la República de Venezuela, excelentísimos señores, presidentes, magistrados, participantes y observadores de la II Cumbre Iberoamericana de Cortes y Tribunales Supremos, ciudadanos expresidentes y exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia de la República de Venezuela, ciudadanos y presidentes y demás consejeros del Consejo de la Judicatura, ciudadanos jueces, rectores superiores y demás representantes del poder judicial, distinguidos invitados especiales, señoras y señores. En representación del señor James Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial, deseo agradecer muy especialmente a la señora Presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctora Cecilia Sosa Gómez, la amable invitación que le extendiera para participar en esta cumbre y que desgraciadamente no ha podido asistir. Es algo que particularmente ha sentido porque el señor Wolfensohn ha puesto y lo voy a mencionar en un momento, a la reforma y a la eficacia en el funcionamiento de la administración de justicia y los sistemas jurídicos como uno de los elementos esenciales que dentro de su presidencia en el banco está dispuesto a apoyar completamente.

En esta breve intervención voy a resaltar la importancia de una administración de justicia eficaz para el desarrollo económico y social. Hablaré de los retos que confrontan los sistemas jurídicos y de las administraciones de justicia y compartiré con ustedes algunas de nuestras experiencias.

Voy a concluir con un breve esbozo de nuestros planes también para el futuro. Empezando por la importancia de una administración de justicia eficaz para el desarrollo, me gustaría primero referirme a las reformas de tipo económico que se hicieron en los años 80 y también en los 90 pero que desde el punto de vista de instituciones financieras como el Banco Mundial eran puramente económicas y muchas veces de ajuste de marco macroeconómico de un país y ha sido verdaderamente en la década de los 90 que se ha puesto de relieve de la necesidad de ahondar en estas reformas y de llegar también a las reformas a nivel institucional. Y en este contexto la reforma del sistema jurídico y de la administración de justicia es crítica.

Esta toma de conciencia entre aquellos que se preocupan de temas de desarrollo se ha visto reforzada por las crisis financieras de los últimos dos años sobretodo la crisis del Asia. Tanto es así que el Presidente del Banco Mundial ha incluido el buen funcionamiento del sistema jurídico como uno de los pilares claves de su propuesta de marco integral de desarrollo que presentó al directorio del Banco Mundial en enero de este año.

En este marco se propugna un enfoque más inclusivo del desarrollo con el propósito de equilibrar las consideraciones macroeconómicas tradicionales con los requisitos previos estructurales, sociales y humanos para el crecimiento sostenible y equitativo.

Voy a utilizar las palabras del Presidente del Banco Mundial mismo, que dice: no es posible un desarrollo equitativo sin la protección de los derechos humanos y de la propiedad, dentro de un marco jurídico integral. Cada gobierno tiene que asegurarse de que cuenta con este marco para proteger la propiedad, los derechos personales, las relaciones laborales, y no voy a continuar, voy a decir aquí, etc. Pero también tiene que asegurarse de que este sistema está administrado de forma eficaz y equitativa por una administración de justicia que funciona de forma proba e imparcial.

Refiriéndome ahora a los retos que se nos presentan en todo el mundo, los sistemas jurídicos enfrentan a las consecuencias de la pobreza, la globalización, el incremento de la criminalidad y la violencia, la corrupción, los avances tecnológicos, migraciones masivas y conflictos cada vez más frecuentes dentro de la sociedad civil.

Los retos varían de región a región y de un país a otro, así hay regiones en que el tema dominante es la reorientación del funcionamiento de los tribunales frente a un sistema económico nuevo como en los antiguos países de la órbita de la Unión Soviética o puede ser ganar otra vez la confianza de los ciudadanos o de los inversores bien sea nacionales o extranjeros o desarrollar los controles judiciales de los sistemas financieros o como solucionar la falta de capacitación de jueces en general o en temas económicos.

En algunos países los fallos de los sistemas jurídicos han resultado en una carencia de los derechos básicos, del orden público, en particular la frágil paz lograda en algunos casos después de conflictos o guerras se ve amenazada por la carencia de sistemas jurídicos eficaces.

Si bien los problemas y los desafíos varían de un país a otro, hay dos aspectos que son comunes a la mayoría de ellos, los problemas de autoridad, legitimidad y cumplimiento de normas especialmente en países que carecen de una sólida tradición de un poder judicial independiente.

Las economías en modernización a menudo han socavado el poder de las fuentes tradicionales de autoridad. La familia, las instituciones religiosas y los dirigentes comunitarios. El proceso de cambio y adaptación puede llevar a situaciones conflictivas entre las fuentes de autoridad y legitimidad que a veces se reflejan de forma violenta.

Segundo, las instituciones judiciales formales son la piedra angular de cualquier sistema jurídico pero las demoras crónicas, la falta de confianza de los usuarios, la falta de acceso a la justicia, la corrupción y el deterioro de la infraestructura y la capacidad de servicio afectan su rendimiento.

Estos aspectos se ven complicados por la falta de modelos adecuados para transferir fácilmente de un país a otro, lo que funciona bien en un país puede que no se corresponda en el contexto político y constitucional de otro país.

Si bien los retos son formidables también es un momento de oportunidad para encararlos y uno debe esperar que las oportunidad son aún mayores que los retos mencionados.

Las grandes reformas políticas y económicas, el final de la guerra fría, los avances tecnológicos y una mayor comprensión cultural han hecho también que se tome una mayor conciencia y se tienda mejor la importancia de un buen funcionamiento de estos sistemas.

Esta reunión es realmente un reflejo de esta incipiente toma de conciencia. Voy a referirme ahora a la experiencia del Banco Mundial, la que hemos tenido hasta ahora, que ha sido modesta como verán. El Banco está apoyando unas diez operaciones exclusivamente destinadas a reforma judicial.

Unas catorce más se encuentran en preparación, hay unos 15 proyectos que encaran temas jurídicos y judiciales desde una perspectiva más amplia e incluyen por ejemplo mecanismos alternativos de resolución de diferencias.

Además, existen unas 350 operaciones en 87 países que financian la asistencia técnica y otras actividades específicas de apoyo a reformas jurídicas con intervenciones muy variadas.

Aunque nuestra experiencia es todavía modesta me voy a permitir una serie de reflexiones basadas en ella y que en muchos casos son comunes a otras operaciones que hemos financiado en otros sectores, o sea fuera de la parte jurídica.

En primer lugar, y lo hemos oído esta mañana durante varias intervenciones de los presidentes, la decisión propia de un país a llevar adelante una reforma institucional y de política judicial y el compromiso a su ejecución es un elemento esencial para el éxito de esta reforma. Se requiere el compromiso no solamente de parte de las organizaciones que participan en forma directa en el sistema jurídico, tales como los tribunales, los consejos de judicatura, los ministerios de justicia, sino también los otros ministerios involucrados como los ministerios de finanzas y de los usuarios del sistema mismo, tales como el sector privado y la sociedad civil en general.

Una reforma sostenible requiere muchos puntos de liderazgo. Los enfoques tecnocráticos de un modelo único de derecho y desarrollo para todos los casos no logra captar la rica diversidad de tradiciones e instituciones locales. Por consiguiente una buena reforma jurídica requiere un conocimiento profundo del país específico y un enfoque de bases que abarque a todos los protagonistas involucrados.

Debido a las dimensiones sociales, políticas, económicas e institucionales de las reformas, es preciso contar con equipos multidisciplinarios que preparen las estrategias de estas reformas. Es preciso diseñar reformas dentro de un marco y estrategia integral de manera que sus componentes se refuercen mutuamente. Es preciso que el ritmo de la reforma sea compatible con la capacidad disponible en el país y que las etapas de la misma sigan una secuencia apropiada para auto reforzarse.

Tiene que haber un equilibrio apropiado entre los mecanismos de solución de controversias que ofrece el estado y los otros mecanismos para la resolución de los mismos, tales como la arbitraje, conciliación, mediación, etc.

También los costos para los usuarios de utilizar el procedimiento judicial deben estar fijados a niveles apropiados para que haya los incentivos adecuados para utilizar los sistemas o no abusar de ellos. Es preciso que se le garantice de forma real el acceso a la justicia a los menos privilegiados, bien sea personas de pocos recursos, minorías étnicas, mujeres, niños para que tengan igualdad de acceso a la justicia.

Resulta clave la coordinación de quienes financian la reforma, una coordinación estrecha permitirá beneficiarse de las ventajas comparativas de cada institución financiera y para compartir información sobre los programas de una forma sistemática para evitar la duplicación de esfuerzos.

Finalmente, se requiere paciencia y perseverancia. Las reformas llevan tiempo muchas veces incluyen maneras diferentes de obrar y de actuar. Llevan tiempo y como digo el no perder el punto de mira y seguir adelante es muy importante.

Respecto al futuro en lo que pensamos hacer en el Banco es que a medida que estamos preparando nuevas operaciones estamos incorporando la experiencia ganada hasta aquí, es un procedimiento continuo de aprendizaje, así nuestro enfoque está orientado a las necesidades y peculiaridades del país, de cada país concreto. Esto es como he dicho antes una de las enseñanzas que hemos recibido de los proyectos que hasta aquí hemos hecho y que hemos oído también esta mañana varios presidentes se referían a la importancia de que el traje esté a la medida del país.

Además estamos orientando nuestro trabajo de manera de elaborar programas de asistencia que aúnen iniciativas en las reformas judiciales con otros esfuerzos correlativos para solucionar problemas de corrupción en la vida pública.

Creemos en respaldar redes de asociaciones a nivel regional y mundial como las que están planeando formar ustedes entre las judicaturas con el fin de facilitar el diálogo y compartir la inmensa experiencia que existe en todas partes del mundo.

Finalmente estamos realizando investigaciones sobre los aspectos institucionales y de políticas, operacionales de las reformas jurídicas y de administración de justicia que esperamos que sirvan para enriquecer el diálogo y contribuir el Banco Mundial a lo que ustedes están haciendo.

Antes de concluir, permítanme agradecerles nuevamente esta oportunidad de participar en esta cumbre como observador, dirigirme a ustedes y escuchar sus preocupaciones, ideas y reflexiones. Será en verdad a través de su liderazgo colectivo y la participación de la sociedad civil como lograremos enfrentar los retos que he mencionado. De esa manera contribuiremos a un mundo más justo.

Finalmente, unas palabras de agradecimiento muy personales dirigidas a la doctora Sosa, por su gentileza al referirse al Banco Mundial en su discurso de apertura y para felicitarle por la excelente labor que está desarrollando.

Muchísimas gracias.

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