II Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia

Caracas, 24 al 26 de marzo de 1999


Instalación de la II Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia, por el ciudadano Hugo Chávez Frías, Presidente de la República de Venezuela

Ciudadanos Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia del continente y de otros países más allá del continente americano; ciudadana Presidenta y demás miembros de la Corte Suprema de Justicia de Venezuela; ciudadano Presidente y Vicepresidente del Congreso Nacional de Venezuela; ciudadanos representantes de los Poderes Públicos nacionales; amigos Embajadores, cuerpo diplomático, miembros del Alto Mando Militar, ministros, amigas y amigos.

En primer lugar, en este marco en este evento de tanta significación, quiero a nombre del pueblo venezolano expresar nuestro pesar al pueblo hermano del Paraguay, por la situación que se vive en este hermano país latinoamericano, por la lamentable muerte de su Vicepresidente y pedimos a Dios y a las instituciones y al pueblo de Paraguay, con todo nuestro corazón, que salgan pronto de esta situación.

Pareciera que -lo decía nuestra Presidenta de la Corte Suprema de Justicia venezolana- uno de los signos de este tiempo es el conflicto, la historia en buena medida es la historia también de conflictos, pero en estos años finales del siglo XX arrecian conflictos, Kosovo, América Latina, el Caribe, el mundo entero y conflictos de todo tipo, muchos de ellos violentos, que implican dolor, muerte, tragedias. Estaba recordando que en la Biblia se consigue una expresión muy profunda, aquello que dice: El único camino a la paz es la justicia. Desde ese punto de vista pudiéramos concluir que mientras no haya verdadera justicia, no habrá paz en el mundo. Yo creo profundamente en esa máxima.

Me parece loable, tenemos que reconocer el esfuerzo de ustedes, señores Presidentes y señoras Presidentas de Cortes Supremas, de Tribunales Supremos del continente latinoamericano caribeño, de hacerle seguimiento a través de estas Cumbres, ésta es la segunda además del grupo técnico de seguimiento y de apoyo, hacerle seguimiento a problemas fundamentales que afectan la justicia y por tanto, afectan la paz de nuestros pueblos. Cuatro de esos temas van ustedes a comentar, a deliberar, a evaluar, a proyectar, a recomendar en estos dos días en esta Caracas Bolivariana, en esta Caracas de todos, permítanme amigos del mundo a nombre de nuestro pueblo, el pueblo de Simón Bolívar, el pueblo venezolano, desde lo más profundo de las entrañas de este pueblo que sufre, que lucha, que combate, que levanta sus banderas de nuevo, darles una bienvenida calurosa, llena de un profundo sentimiento de hermandad y permítanme también hacer votos porque estas horas que van a pasar aquí no sean en vano, porque ha habido muchas cumbres en el mundo, muchas cumbres, algunas borrascosas, a muchas cumbres se las lleva el viento, yo en apenas cuarenta y ocho días que llevo de Presidente, ya asistí a una allí en la hermana y vecina nación Jamaiquina, la Cumbre del Grupo de los Quince, ahí conversábamos, analizábamos la situación política, económica y social de lo que hemos dado en llamar "El Mundo del Sur y las propuestas al Mundo del Norte".

Recuerdo que allí en la intervención que me correspondió a nombre de los Presidentes de los Países que de la América Latina y el Caribe que forman parte del Grupo de Los Quince, pues yo hacía también ese llamado que esa Cumbre de Montego Bay no se la lleve el viento del Caribe, igual hagamos votos porque esta Cumbre de Caracas, esta cumbre de justicia y por tanto de búsqueda de paz verdadera que no se la lleve el viento, sino que quede sembrada en una realidad y que tenga la capacidad ojalá y nosotros, estoy seguro, de que todos los que aquí estamos y los que vamos a estar pendientes de esta Cumbre y de su resultado, estaremos a la orden de ella para aportar, para conversar, para contribuir en la búsqueda de los caminos de la justicia, tan lejos de los cuales estamos, que son, -insisto- permítanme, los caminos de la paz verdadera, de la democracia verdadera, de la felicidad verdadera.

Llegan ustedes a Caracas, hermanos, en un momento especial, digo especial, porque en Venezuela está en marcha, lo creo profundamente, una revolución, es una revolución profunda, es una revolución que comienza siendo ética y moral, es una revolución social, es una revolución que hace temblar las estructuras de un viejo régimen que ya no aguanta más, que se cae por su propio peso, carcomido precisamente por algunos de los vicios que ustedes, hermanos, van a analizar en estos días, uno de ellos ¡qué terrible! la corrupción, qué profundo ese vicio, qué cáncer, qué cáncer que en Venezuela se metió hasta los tuétanos de nuestros huesos y acabó con la República, la acabó, acabó con las instituciones, las acabó, la esencia de la democracia la disolvió, la evaporó, nuestra democracia en Venezuela perdió su esencia, es la verdad.

Digno es de estudio el caso venezolano, digno por útil, útil para que no vuelva a repetirse jamás, ni aquí ni en ninguno de vuestros pueblos, vuestras naciones, vuestros estados o repúblicas, que vuelva a repetirse jamás el caso venezolano. Los venezolanos somos gente de paz, sí lo somos, no nos gusta la violencia, creo que a nadie le guste la violencia, a menos que esté fuera de su eje racional, incluso a los que como yo, ustedes lo saben, hemos hecho uso de la violencia, yo por doce horas; no la queremos, la detestamos, pero muchas veces, lo dice la historia, muchas veces algunos hechos de violencia son producto de otros hechos de violencia a veces silenciosa, que avanza como serpiente en silencio, llenando de muerte, de hambre, de desolación a los pueblos. Y cómo lo dijo el ex presidente Rafael Caldera, de quien no recibí la banda presidencial, pero lo dijo aquel día cuatro de febrero, y que de todos modos la tengo, aclaro que tengo la banda presidencial. Aquel día 4 de febrero de 1992, el Dr. Caldera con olor a historia, lo dijo, "un pueblo con hambre no puede defender democracia". Que difícil es pedirle a un pueblo que se está muriendo de hambre que defienda democracia.

La pregunta creo que hay que hacerla más a fondo. Diría un poco más a fondo hermanos. ¿Es que un pueblo que vive con hambre vive en democracia? ¿Es que un pueblo con 85% de pobreza y que nace y que vive y que muere sobre un territorio lleno de petróleo, de oro, de agua, de riqueza, vive acaso en democracia? Que democracia va a defender si se está muriendo de hambre, cuál democracia.

En Venezuela hermanos creo ojalá Dios lo quiera y seamos nosotros capaces de hacer lo posible, creo que llegó la hora de la democracia, ahora sí lo creo. Y estamos en un proceso de reivindicación de la democracia, de reconstrucción de la democracia. Pero que difícil es cuando hay un poder constituido parte o gran parte de cuyos representantes se niegan obstinadamente, irracionalmente a los cambios que clama un pueblo entero. Ojalá tengan ustedes tiempo hermanos de pasearse por alguna calle de Caracas o de Venezuela, de cualquier pueblo o ciudad, de preguntarle a la gente, del común, los que están más allá de estos espacios nuestros oficiales; al hombre del carrito, que maneja al carrito, al que limpia zapatos, a la mujer que anda con sus hijos, a los que andan buscando viviendas, a los que andan clamando un pedacito de tierra, a los que andan buscando pan, o a los estudiantes en las universidades, o a los colegios de profesionales, o a los cuarteles militares, preguntar un poco. Pudiera ser, yo permítanme, con todo respeto, hago una sugerencia, parte del seguimiento en vivo, en el terrero; yo a la orden estoy para contribuir querida amiga Presidenta de la Corte, si es que ustedes consideran que eso pudiera ser un trabajo de campo, o a una cárcel, los invito a Yare donde yo estuve preso dos años y tanto, y hace poco estuve y salí llorando de ahí, no aguanté, y le dije a Monseñor Mario Moronta: "esto es demasiado dolor para un solo corazón".

Bien apropiado el momento de que usted Presidenta haya convocado y hayan ustedes decidido convocarse en Caracas, con este contexto revolucionario; una revolución hermosa, pacífica, democrática que está en marcha. Y la polémica la percibirán: Asamblea Constituyente clama el pueblo, buscando caminos pacíficos. Asamblea Constituyente con poder originario como debe ser, no Asamblea Constituyente con camisa de fuerza; el pueblo no quiere Asamblea Constituyente con camisa de fuerza porque no sería Asamblea Constituyente, sería un engaño más y no estamos dispuestos a seguir jugando al engaño. La Asamblea Nacional Constituyente no puede estar subordinada a los poderes constituidos, si no, no es Asamblea Constituyente, pudiera ser otra cosa. El pueblo venezolano no va a aceptar más engaño, yo estoy seguro; nuestra obligación es darle cauce a la voz de la Nación como decía el gran Honoré Mirabeau.

Al poder constituyente que quiere constituirse de nuevo así mismo, y permítanme decirles amigos Magistrados y amigas Magistradas, que en este momento en Venezuela yo no veo otro camino para restituir las instituciones de una democracia pulverizada, para echar las bases de una nueva república porque la que tenemos está allí moribunda, para rehacer el estado de derecho vulnerado aquí una y mil veces. Saben ustedes por ejemplo amigos, me da pena decir esto pero es la verdad y por la verdad murió Cristo; un porcentaje muy alto en torno al 60%, por allí anda, no hay cifras exactas, muy difícil, pero en torno al 60% y es una cifra conservadora, de los venezolanos y las venezolanas que están en este mismo instante en prisión, un 60% aproximadamente son o están allí a la espera de un proceso que no tiene más allá de su celda, ese es su proceso, es una muerte en vida; no es ágil la justicia como acordaron los Presidentes en la Cumbre de Margarita, no es ágil, no llega al hombre, al hombre o a la mujer del común, sólo el que puede pagarla, ahí sí le llega rápido, ahí si es rápida la justicia. ¿Será eso justicia? Será justicia o será fracción de justicia.

Yo estoy convencido que para rehacer el Estado de Derecho y lograr que la justicia cubra con su manto benéfico a todos los venezolanos sin distingo, hay que transformar la República, hay que hacer la revolución, si no yo creo que es imposible, por más Cumbres que hagamos, positivas son las Cumbres y bienvenidas sean, pero podemos hacer mil Cumbres, podemos debatir mucho, podemos irnos a la calle a denunciar los hechos de lo que vemos y apreciamos, pero aquí en Venezuela, aquí y ahora como diría el poeta, aquí y ahora, no es posible, en mi criterio, como venezolano, lograr la restitución del Estado de Derecho, si no transformamos el marco institucional carcomido, si no hacemos la revolución política sobre la misma marcha, por supuesto, y por eso el planteamiento de la Asamblea Nacional Constituyente, a través de un referéndum popular que sería un ejemplo de convivencia democrática, un referéndum popular, una asamblea elegida de manera directa y universal por el pueblo, una asamblea que se instale y comience a reestructurarlo todo, porque aquí todo está carcomido, y uno de los objetivos de la Asamblea Constituyente, debe ser la reestructuración del Poder Judicial, de la organización del Poder Judicial y su capacidad para tener impacto verdadero sobre la inmensa situación de injusticia que hoy hay en Venezuela y que ha llegado a un límite explosivo, yo lo he dicho de vez en cuando por allí y lo voy a repetir aquí.

Como Presidente de Venezuela yo he recibido, así lo siento, una bomba de tiempo y la tengo en la mano, tic, tac, tic, tac. Estamos haciendo gigantescos esfuerzos para desactivar la bomba, es una bomba social, pobreza infinita, dolorosa y terrible, injustificada, la economía destrozada, la sociedad desguarnecida y todavía aquí hay personas que quieren que el Presidente utilice las Fuerzas Armadas para reprimir a un pueblo que lo que pide es justicia, vivienda, posibilidad de vida.

Yo he prohibido, señores Magistrados, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, no saldrá un soldado como algunos pretenden aquí y así lo han hecho muchos, cuando yo era soldado uniformado también lo hacían, me mandaban y nos mandaron con fusiles y ametralladoras a rociarle el pecho a un pueblo lleno de hambre y aquí hubo miles de muertos el 27 de febrero de 1989, espanto. Mientras yo sea Presidente de Venezuela, no saldrá ni un solo soldado a reprimir a un pueblo que lo que pide es justicia, que lo que necesita son dirigentes verdaderos, que lo que necesita es liderazgo, que lo que necesita es diálogo, que le oigan y que le solucionen, junto con él, por supuesto, sus problemas. Y eso sería un buen tema, lo sugiero, para ese tema de los derechos humanos, sería un buen ejemplo, yo les puedo enviar toda la información de las invasiones, llegaron unos invasores a Venezuela, pero ¿son todos venezolanos?, y me piden que use las Fuerzas Armadas. ¡No!. Liderazgo hace falta, las Fuerzas Armadas bajo mi mando sí están en la calle hoy pero no reprimiendo al pueblo sino uniéndose al pueblo en un proyecto llamado "Bolívar 2000" impulsando la restitución de los derechos fundamentales de un pueblo, la salud, la educación, la alimentación, la vivienda, la atención inmediata a tanta necesidad infinita como la hemos llamado.

Bien, los temas además de los derechos humanos, el narcotráfico, que es apropiado el momento para discutir ese tema y profundizar por ejemplo la corresponsabilidad en el tema del narcotráfico, es importante que la veamos. No solamente el combate a la producción sino también al tráfico y al consumo porque todo esto tiene un ciclo, todo esto tiene una secuencia, todo esto tiene un sistema de funcionamiento.

El narcotráfico y como florecen las amapolas entre los campesinos que no tienen tierras, ni crédito ni trabajo sino que muchas veces esa es su única fuente de vida y de ingreso. O como muchos de los niños de la calle, en Venezuela hay casi un millón y somos apenas 22 millones de habitantes, como muchos de esos niños y niñas se van al narcotráfico, al consumo, y los utilizan para el tráfico de narcóticos o cómo se drogan con pega en la noche para pasar el hambre o el frío y dormir en cualquier esquina. Todo eso hay que analizarlo, estoy seguro que lo van a analizar y lo están analizando. Y bien oportunas serán sus recomendaciones y sus aportes, hermanos del mundo, que han venido a esta Caracas de fin de siglo.

Yo, con estas reflexiones crudas, como cruda es nuestra realidad, les doy con todo alborozo y alegría la bienvenida a este pueblo, que a pesar de sus penurias, anda alegre, anda optimista, porque ha conseguido de nuevo la razón de ser de un pueblo, ha conseguido de nuevo el norte, ha conseguido de nuevo la ilusión de tener una patria, una democracia, una vida, ha conseguido de nuevo la explicación a la razón de vida, a la razón de las luchas, también a la razón de los dolores.

Estamos en construcción, bienvenidos, ayúdennos, necesitamos su ayuda, su aporte, su crítica, en esta Venezuela en la cual a pesar de tantas dificultades empeñados estamos, las instituciones, el poder constituido, dándole paso al poder constituyente para una nueva realidad, empeñados en respetar los valores profundos de la democracia, de la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos porque son esenciales en la construcción de lo nuevo.

Desde ya queremos dar ejemplo de lo que viene, de construcción de un mundo mucho más justo, como decía nuestro Libertador Simón Bolívar: "hagamos triunfar la justicia y triunfará la libertad", que Dios ilumine las mentes, los corazones y el alma de todos ustedes en esta II Cumbre de Presidentes de Cortes y de Tribunales Supremos de Justicia del Continente Latinoamericano y Caribeño. Bienvenidos a la tierra de Bolívar, que es tierra también de ustedes. Muchas gracias a todos.

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