Caracas, 4 al 6 de marzo de 1998
Víctor Raúl Castillo, Presidente de la Corte Suprema de la República del Perú: Ciudadano Secretario General, sírvase dejar constancia del número de países participantes en esta Tercera Sesión Plenaria de la Cumbre Iberoamericanas de Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia, llevado a cabo hoy día.
Secretario General: Ciudadano Magistrado Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República del Perú, asisten en esta oportunidad 16 Magistrados Presidentes a la Tercera Sesión Plenaria de la Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes y Tribunales Supremos de Justicia.
Víctor Raúl Castillo, Presidente de la Corte Suprema de la República del Perú: Señores Presidentes y Magistrados de Tribunales Supremos de Iberoamérica, esta Tercera Sesión Plenaria sobre la "Formación y Capacitación Judicial", es de vital importancia para la administración de justicia, puesto que la función del juez es principalmente resolver cada caso concreto sobre la justicia en cada caso concreto y depende de que se resuelva bien una causa para que la ciudadanía en general esté conforme. De allí la importancia de que exista la capacitación y la formación de jueces en todos nuestros países, por eso es que esta sesión es muy importante.
En esta Tercera Sesión Plenaria, la junta directiva está conformada por quien les habla, Presidente de la Corte Suprema de Perú; el doctor Guillermo López, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia de la República de Argentina como vicepresidente de la junta directiva y el doctor Enrique Cancer, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia de España, que actúa como relator de la junta directiva.
Ciudadano secretario, sírvase anunciar el temario de esta Tercera Sesión Plenaria de Trabajo.
Secretario General: Tercera Sesión Plenaria la "Formación y Capacitación Judicial", "Los Programas de Capacitación para los Jueces y Auxiliares Judiciales", "La Capacitación para los Agentes Encargados de Vigilar el Cumplimiento de la Ley y de las Fuerzas de Seguridad".
Víctor Raúl Castillo, Presidente de la Corte Suprema de la República del Perú: Señores, pueden hacer uso de la palabra y la presidencia les ruega que al hacerlo se identifiquen con su nombre y con el país al cual representan. Muchas gracias.
Carlos Antunes Ferreira de Silva, Portugal: Los temas de la formación y la capacitación judicial asume especial relieve con respecto a la afirmación de la independencia y de la autonomía del Poder Judicial, así mismo a propósito de su dignificación y prestigio. Las mutaciones aceleradas a todos los niveles, políticos, económicos, social y cultural, que constituyen una de las características dominantes de las sociedades modernas, supone no solamente una sólida y adecuada atención a las cuestiones de corrientes, de la formación de magistrados, abogados y funcionarios judiciales, sino también a la permanencia o continuidad de esa formación.
El fenómeno en creciente desarrollo de la amplia divulgación de los procesos y de las decisiones judiciales por los medios de comunicación social, ponen de relieve la importancia de tales preocupaciones, en razón que el juez y la Corte se encuentran cada vez más bajo la mira de la atención pública.
En mi país, Portugal, la formación de los magistrados, jueces y fiscales y los funcionarios judiciales, se procesan en escuelas especializadas, y el Centro de Estudios Judiciales al admitir licenciados y doctores en derecho y el Centro de Formación de Oficiales de Justicia. No es sin embargo suficiente una preparación estrictamente técnica, desde luego hace falta una especial atención en lo que concierne a la formación ética y deontológica. Efectivamente la dimensión hondamente axiológica de las funciones judiciales, necesita la profundización de la vertiente ética en una época en la que una honda crisis de valores conducen no pocas veces al relativismo, al decisionismo y al voluntarismo.
De otra parte, la vertiente deontológica y sus especiales preocupaciones con el perfil o postura de los magistrados y funcionarios por lo que es necesario la atención a los aspectos psicológicos y emocionales de sus personalidades.
El conocimiento de la ciencias humanas y sociales, a cuyo ámbito pertenece el derecho, es también necesaria una formación integral que no vuelva limitada e imperfecta sin el conocimiento de las condiciones sociales del ejercicio del rol judicial.
Muchas ventajas podrían sacarse de una mayor participación de la universidad en la formación específica de los magistrados. Asimismo, la integración de vertientes judiciales en los curricula universitarias.
La naturaleza permanente o continua de la formación comprendiendo la formación especializada propia de las diversas situaciones profesionales es imprescindible para asegurar los niveles de actualización exigidos por las modernas condiciones del ejercicio de la función judicial.
Esta necesita además, de un apoyo de los medios que conduzcan a una modernización de los instrumentos de trabajo que la haga más eficaz. Bajo este punto de vista, la documentación y el tratamiento informático, la jurisprudencia de todas instancias, asimismo con los estudios especializados de libros, revistas, etc., de los instrumentos de derecho internacional y derecho comparado, son imprescindibles para la capacitación integral de los jueces y funcionarios. El intercambio entre nuestros países se muestra sumamente provechoso en este dominio. La comparación entre ellos permitiría añadir a las ventajas que lo fortalezca de sistemas particulares y disminuir la debilidad de cada uno. Por ejemplo, la creación de nuevas escuelas de magistrados funcionando, aprovechará de la experiencia de las ya existentes.
Del mismo modo, por problemas comunes de las escuelas podrá encontrarse soluciones que algunas están ensayando o que otras ya han sedimentado. Gracias.
No se identifica: Gracias señor Presidente. Hasta hace aproximadamente tres años en Chile, no había logrado vender al interior del Poder Judicial la posibilidad de que existiera una escuela de jueces, porque algunas experiencias que habían recogido algunos predecesores en el cargo que yo ocupo, en países extranjeros, no habían resultados satisfactorios, de modo que ese concepto se había venido manteniendo tradicionalmente hasta principios del año l990 en que en un primer proyecto de reforma judicial en Chile, se introducía ya la idea de crear una escuela de jueces.
La verdades que aquella escuela de jueces estaba concebida sobre un programa estructurado para ser realizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. En esa oportunidad en aras de la verdad, la Corte Suprema informó negativamente el proyecto, con el voto en contra de tres ministros quienes fuimos de opinión de que merecía un mejor estudio.
Posteriormente, hará unos tres años atrás, se envió otra reforma al Código Orgánico de Tribunales y entonces prosperó esta idea en que ya la Corte Suprema aceptó la posibilidad de que existiera una escuela de jueces, ya hace dos años allá que funciona bajo la denominación Academia Judicial.
Esta escuela de jueces imparte cursos de formación a abogados que se interesan por seguir posteriormente la carrera judicial, tienen que presentarse a un concurso de oposición y de aquellos son elegidos los 20 mejores. Puede incluso participar en esto, empleados subalternos del escalafón judicial que sean abogados, siempre que acrediten los requisitos pertinentes.
Este curso dura seis meses con clases tanto teóricas como prácticas que se llevan a efecto en los juzgados dirigidos por los jueces a cargo de los mismos tribunales. Posteriormente esta gente una vez que egresa, tiene dentro de la estructura actual del Código Orgánico Tribunales que rige la cadena judicial, la posibilidad de ser incluidos en ternas y tal vez que debe ser considerado preferentemente cuando vaya a resolver la terna respectiva el Poder Ejecutivo. En todo caso, tienen que iniciar, como Secretario de Juzgado del sector Corte, o bien como jueces de comuna, que es el tercer grado de esa escala que tenemos de los jueces.
Enseguida, ya la Academia está realizando cursos de habilitación para optar al cargo de Ministro de Corte de Apelaciones y de Fiscal de Corte de Apelaciones, sobre el cual se efectuó un curso durante un mes el año pasado, en que se impartieron instrucciones sobre las materias propias ya del desempeño del cargo de Ministro de Corte de Apelaciones y Fiscal, porque particularmente el que llega de Ministro de Corte se va a encontrar con muchas materias particularmente las de orden administrativo, que no las había visto, en general, nunca.
En el último tiempo, nosotros estamos tendiendo a separar claramente la función jurisdiccional de todo lo que es el manejo económico, administrativo, del tribunal, que en algunos países de América, entiendo, la denominan la "labor gerencial". Nosotros la tenemos separada ya. Hoy día tenemos un organismo que se llama Corporación Administrativa del Poder Judicial y este es el organismo que debe asesorar a la Corte Suprema en todo el manejo de la gestión económico-financiero para implementar toda la información de punta que había hoy día con la informática, se va por ese camino, de modo que allí el que llega de Ministro de Corte ya generalmente va a ir más a lo jurisdiccional que a lo administrativo, a menos que ejerza la presidencia de la Corte.
Aparte de esto, existe dentro del organismo gremial que en Chile se llama Asociación Nacional de Magistrados, tienen ellos organizado un instituto de estudios judiciales que persigue la preparación de proyectos o estudio de los proyectos de leyes que se presentan con ánimo de tratar siempre de mejorar el Poder Judicial.
Por otra parte, también tienden a facilitar el estudio, el perfeccionamiento de los jueces, los numerosos seminarios que generalmente están organizando las bancas, el Director de Impuestos Internos y diversas instituciones de carácter privado. En esa forma, se va estructurando la posible vocación de aquéllos que van a ingresar al Poder Judicial.
En las universidades, la Universidad de Chile tuvo durante algunos años un curso de postgrado con mención en Derecho Judicial, pero hasta donde tengo entendido, sólo dos de los que participaron en el mismo, obtuvieron un título. Los demás no se interesaron y posteriormente, la Universidad de Chile no ha repuesto aquel curso de postgrado en ninguna especialización. Tengo entendido que en las demás universidades no hay cursos de postgrado. En esas condiciones está la preparación, el funcionamiento de los funcionarios que deben actuar en los tribunales de Chile. Gracias.
Orlando Aguirre, Costa Rica: Este tema de la capacitación de los funcionarios judiciales es, sin duda alguna, uno de los más importantes, pero debemos relacionarlo con uno que ya estudiamos y es el de la selección de los jueces.
¿Por qué razón hay que relacionarlo con este tema? Porque la especialización o la enseñanza, el perfeccionamiento, es una inversión y esa inversión implica costos económicos y de ahí que debemos dársela a personas que realmente tengan vocación.
En Costa Rica tenemos alguna experiencia desde los años sesenta en cursos de capacitación a jueces y a personal no profesional y hemos experimentado el hecho de que muchos servidores que no les interesa recibir la capacitación y entonces los recursos que se emplean en eso, no se aprovechan debidamente.
¿Cómo lo hemos aprovechado? Porque la escuela judicial hace un esfuerzo y es decir, dándoles material, muchas veces hasta en pequeños libros que se editan en la misma escuela, y por lo general, cuando termina la actividad los dejan por ahí en algún lugar disimuladamente; o sea, que regresan tal y como llegaron. De manera que, yo siempre he dicho que este tema es muy importante, pero no podemos desligarlo del tema de la selección; debemos escoger las personas que nos convienen. El señor representante de Brasil decía en su exposición, que nosotros debíamos de hacer algo parecido a lo que se hace en Francia, o sea, seleccionar gente la cual va a aprovechar adecuadamente la inversión que hacen los Poderes Judiciales.
Hay otro aspecto muy importante en este de la preparación, el si la Escuela Judicial debe ser sólo para profesionales o también para personal no profesional; obviamente que tiene que ser para todos los servidores del Poder Judicial. En Costa Rica existe una crítica porque la formación a los servidores judiciales se le da nada más que a auxiliares judiciales y a los profesionales que trabajan para el Poder Judicial, llámese Jueces, Fiscales o Defensores Públicos, pero no se le da ninguna formación a todo el resto de servidores de apoyo que existe, por ejemplo el personal de apoyo administrativo; y entonces ellos viven reclamando que es indispensable crear también adiestramiento a los aparatos administrativos, ¿por qué razón? Bueno, porque es necesario que los administradores del Poder Judicial conozcan el Poder Judicial. O sea, que haya una participación conjunta en los programas de formación no sólo de Jueces, sino también de todas las personas que están relacionadas con la gestión de la administración de justicia.
Esto me parece que es importante plantearlo porque no podemos, sigo insistiendo, no podemos seguir estando aislados, no podemos seguir pensando que los Jueces están aislados de todo el resto del sistema judicial. De ahí que yo propondría es que se amplíe el concepto del adiestramiento extendiéndolo a todos los servidores judiciales.
Un aspecto también importante es, que se ha criticado en Costa Rica, es que el Poder Judicial no tiene como vocación la enseñanza, que estamos, somos zapateros que estamos haciendo otra cosa y no zapatos, así se nos ha dicho muchas veces, que lo conveniente es que los Poderes Judiciales hagan sus adiestramientos a través de otros centros de enseñanza que si estén dirigidos y que estén organizados por personas especialistas en educación.
Bueno, pero resulta que la verdad es que no encontramos ninguna, no hay ninguna, un centro universitario donde poder hacer eso, de ahí que yo pienso que la solución de que los Poderes Judiciales tengan sus propios centros de enseñanza, con su propia gestión, es la solución, no podríamos pensar en ir a depender de universidades porque generalmente ellos, su interés es producir profesionales de hecho que puedan estar dirigidos a distintos campos de la actividad humana, no sólo la administración de justicia. Las universidades no hacen Jueces sino que hacen abogados, de ahí que nosotros debemos involucrarnos en la tarea de hacer Jueces, porque el ser Juez significa tener una cultura jurídica muy diferente de la que tienen las demás personas.
Bueno, con estas dos reflexiones y las propuestas que hice termino mi intervención. Muchas gracias Presidente.
Sin identificar: Gracias señor Presidente. No, mi intervención es simplemente para mostrar una línea de principio en el temario. En el tema anterior o sea en el de los derechos humanos, el señor Presidente de la República Dominicana hacía notar cómo este aspecto de los derechos humanos se ligaba íntimamente con el tema tratado en primer lugar, o sea, el de la independencia, pues el principio del amparo de los derechos humanos comenzaba con la independencia del Juez en el tratamiento de los mismos.
Yo ahora simplemente quiero advertir cómo la independencia sigue siendo el hilo conductor del temario, porque ciertamente la independencia es un derecho que reclama la rama judicial y que reclama la ciudadanía porque la independencia garantiza la imparcialidad del juez en el proceso. Pero miren ustedes como la contraprestación de ese derecho es el deber de capacitación que tiene la judicatura porque la sociedad espera jueces capaces formados académica y éticamente que garanticen el debido proceso porque la crisis del debido proceso empieza cuando el operador jurídico no conoce el proceso, no conoce los principios rectores del proceso. De manera que solamente quería advertir como la independencia sigue siendo el principio que campea por todo el temario que hasta ahora venimos desarrollando. Muchas gracias.
No identificado: Quisiera hacer algunas consideraciones en relación a este tema, porque no hay ninguna duda que las experiencias de cada uno de nuestros países con escuelas judiciales, con escuelas judiciales incipientes, con escuelas judiciales de tradición nos colocan frente a una realidad que es que lógicamente el poder judicial ha asumido de alguna manera la responsabilidad de formar a sus propios actores principales. Inclusive teniendo un criterio de ampliarlo a los funcionarios judiciales que yo creo que me parece importante, es decir, no sólo formar al juez sino también a todos los auxiliares de justicia que concurren con ese juez. Pero yo quisiera decir una frase de repente un poco sorprendente pero yo creo que tenemos que replantearnos algo a nivel ahora Iberoamericano, es decir cada uno de nosotros estamos formando el juez a la usanza o a las necesidades de los requerimientos constituciones y legales de nuestros países. La frase que quería lanzar un poco es que ser juez no se aprende a serlo, de alguna manera como plantear que la responsabilidad en el adiestramiento que se amplía todos los servidores judiciales en realidad no lo hacemos para crear un juez, lo hacemos para darle a la persona que tiene vocación de ser juez unos instrumentos que le permitan profundizar esa vocación. Y digo esto porque nosotros los poderes judiciales, sea a través del Consejo de la Judicatura, sea a través de una escuela, sea a través de las propias cortes supremas de justicia, nos autorresponsabilizamos por unos jueces que aún formándolos no pareciera la sociedad considera que llenan los extremos para ser juez. Y es posible que tengamos un origen de planteamiento errado, lo que está haciéndose en las escuelas de judicaturas o en las escuelas de formación para jueces o para auxiliares de justicia es procurarle unas herramientas a personas que siendo jueces los especializamos o que no siéndolo estamos dándole las herramientas para que tengan éxito en esa vocación. Pero por otra parte me parece también importante insistir en algo, nosotros estamos tratando de fijar unas políticas y unas acciones que excedan los problemas de cada uno de nuestros países en la formación de los jueces. Me explico, frente a un proceso de globalización como el que tenemos que estemos de acuerdo o no está, existe, está en curso. Nosotros también en nuestros países necesitamos unos jueces que tengan una apertura al conocimiento de esas herramientas de nuestros otros países. De allí la idea tan importante que en estas políticas y en estas acciones nosotros nos tratemos de dirigir no sólo a tratar de encontrar una política y una acción que nos tranquilice en relación a la formación o a capacitación de nuestros jueces a nivel nacional sino un mecanismo que nos permita como disponer de un juez, que siendo venezolano, colombiano, de cualquiera de nuestros países, tenga una apertura de conocimiento de los sistemas judiciales, de la forma de tratamiento, inclusive de la formación de los jueces de otros países, que nos preparen de alguna manera al siglo que viene.
Digo esto porque vemos procesos, por ejemplo, de arbitraje internacional, de traslado de jueces nacionales a formar esos tribunales arbitrales, se van a dar en nuestro países, entonces tenemos que apresuradamente empezar a formar a esos jueces para que tengan una dimensión más allá de sólo aplicar la norma nacional.
De modo que yo quisiera como insistir en ver cómo podemos concretar algún tipo de mecanismo que nos permita un intercambio en nuestros mecanismos de formación, inclusive un intercambio entre nuestros propios jueces o nuestros propios funcionarios, que coadyuvan a través de a asistencia a Magistrados de Cortes entre nuestras propias Cortes, que nos den una dinámica también, así como nosotros nos sentamos en esta mesa de trabajo y conversamos sobre temas tan trascendentes como los que nos tocan en estos dos días, también tengamos la oportunidad de que nuestros funcionarios, dentro de las propias Cortes Supremas de Justicia, tengan la posibilidad de tener esa apertura, esa vivencia entre nuestras propias Cortes y que en definitiva es una contribución también a la formación y a la capacitación de muchos de ellos que también aspiran a tener una función judicial importante.
De manera que yo quería dejar un poco esta inquietud, por una parte, la premisa de que yo creo que retomando un planteamiento de la mañana de la vocación, que yo creo que es la esencia del éxito de un buen juez y agregarle a ello la capacitación, buscar realmente un juez más integracionista, un juez que sepa en un momento dado diferenciar que aunque nuestros sistemas se parecen, cuáles son los elementos que permiten en un momento dado avanzar en el proceso de impartir justicia. Gracias.
Sin identificar: Muchas gracias presidente. Realmente el tema de la capacitación es verdaderamente importante y apasionante, creo que todos estamos de acuerdo en que es más que imprescindible formar a los jueces, ya que las universidades lanzan un abogado con carencias, con falta de conocimientos en términos generales, debido a la crisis global que hay en materia universitaria, y que ese tipo de deficiencias, de conocimientos, tendrán que ser suplidos en algún momento. Para ese fin, desde luego están las escuelas de capacitación judicial o de cómo se llame, que deberán cubrir un tanto esos vacíos.
Otro punto importante, es que todos hemos señalado pero quizás hay que reiterarlo, de que el aspecto vocacional es fundamental en la persona del juez, un juez sin vocación no es susceptible de llegar a ser un buen juez.
Revisando en sí las políticas que la señora presidenta nos ha sometido, creo que las cuatro realmente abarcan una buena gama de aspectos fundamentales de la capacitación, qué es lo que nosotros encontramos en los jueces y después les voy a hacer una brevísima exposición de lo que estamos haciendo en nuestro país.
En primer lugar encontramos falta de conocimientos, los cuales tratamos de suplir a través de la capacitación. En segundo lugar, encontramos también deficiencias en su formación gerencial, eso nos afecta grandemente en la marcha de los tribunales y es probablemente una de las causas de la mora judicial, que entiendo que es un problema de todos, no sólo de mi país. Y en tercer lugar, también deficiencias de tipo ético que tratamos de subsanar en alguna medida a través de la capacitación y a través de otros mecanismos de otro orden, como las evaluaciones judiciales, las auditorías judiciales y por supuesto las prácticas disciplinarias, las sanciones a los jueces.
Pero volviendo a lo que es con este tipo de políticas que señalaba, que las Cortes y Tribunales Supremos deberán, quisiera transmitirles en minutos, qué es lo que hemos hecho en el país, que creo que tal vez no es una tarea enorme pero que nos ha dado muy buenos resultados.
Después de los acuerdos de paz, El Salvador entró en un proceso de profundización de su reforma judicial, y se dinamizó el Consejo Nacional de la Judicatura y se le asignó en la Constitución de la República, la formación de los jueces, a través de la Escuela de Capacitación Judicial.
Nuestra escuela tiene pues rango constitucional y además está regulada en la ley secundaria. La escuela nuestra comenzó a trabajar en forma más técnica y masiva a partir de l994, entonces a la fecha, ha estado trabajando tanto en la capacitación especializada de los jueces como también en la de otros operadores del sector justicia. Nosotros ubicamos dentro del sector a fiscales, que no forman parte de nuestro órgano judicial, pertenecen al Ministerio Público y son una institución constitucionalmente independiente en el país y también formamos en la escuela a los defensores públicos, incluso a abogados en ejercicio y por supuesto, al personal judicial.
Es más, hemos ampliado el servicio de la escuela a un elemento de la seguridad pública, paras irlos preparando para algo que está próximo a entrar en vigencia en el país, que es un cambio radical del sistema de justicia penal que también es un fenómeno que está produciéndose en el mundo jurídico de otros países latinoamericanos incluso Venezuela, según tengo entendido.
Así es que la escuela en si pues, fue creciendo en una forma muy ordenada. Hemos recibido mucho asistencia de España por ejemplo, y a estas alturas, hemos logrado subsanar muchas de las deficiencias de la formación universitaria. Desde luego, cuando digo muchas, siendo tantas, no es como para que estemos absolutamente satisfechos, pero creemos que el rol de la escuela sea potenciado y que eso ha fortalecido en buena medida, al juez que como abogado llegaba con esas deficiencias que todos han señalado en la formación universitaria y que además no tiene por que no llevarlas, porque a fin de cuentas no hay facultades para jueces sino que hay facultades de ciencias jurídicas o de derecho o de jurisprudencia, como se llama en nuestro país.
Así es que quizás la única parte de la capacitación a la que yo quisiera, y agregaría esto, es que desde luego esta debía emplearse a todo el personal judicial, debe hacer énfasis en el aspecto vocacional, yo creo que nadie debería entrar a la carrera judicial sin una previa evaluación psicológica que demuestre que tiene aptitudes para ser juez.
El más brillante abogado puede no tenerlas, puede no tener esa vocación judicial de que hemos empezado a hablar. Y otros aspectos en que diría yo, siempre, a lo de la formación gerencial, al personal, que si bien me pareció sumamente interesante lo que mencionó el señor Presidente de la Corte de Chile de la corporación administrativa, en la mayoría de países la administración del órgano judicial sigue correspondiéndoles y creo yo que es la tendencia que continuará a la Corte Suprema.
Entonces creo que la formación gerencial debe también extenderse al personal, al secretario, a los colaboradores administrativos del juez. Pero sí creo pues que no estamos tocando un punto verdaderamente medular que cualquier reforma judicial que se pretenda llevar adelante en los países. Muchas gracias.
Héctor Romero, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República del Ecuador: Gracias señor Presidente. Estimados colegas, el tema de esta Tercera Sesión Plenaria es muy importante y nos remite en mucho al tema planteado en la Primeras Sesión Plenaria. En mi criterio hay que diferenciar, para ciertos efectos prácticos, lo que es la formación y lo que es la capacitación judiciales.
La formación tendría en mi opinión como fundamental objetivo establecer dos cosas, primero, si efectivamente el interesado, el letrado, tiene la vocación judicial de la que hemos hablado tanto. En segundo lugar y esto para mí sí reviste importancia, de saber si esa persona con esa vocación judicial genéricamente hablando, se inclina por una especialidad o por una o más especialidades determinadas, porque considero que tal como están las cosas, el mundo nos lleva, no obstante el famoso proceso de globalización, a las especialidades inclusive en materia jurídica y esos serían los principales objetivos de la formación judicial.
En cuanto a la formación judicial, debería hacerse a través de organismos especializados, escuela de jueces, escuelas de postgrado, etc., donde habría que ver si, efectivamente, la función judicial no tendría que intervenir en ninguna de las instancias.
La capacitación, en cambio, es para aquéllos que ya han sido formado como jueces y debe ser altamente técnica y permanente sin olvidarnos que también tienen que ser capacitados en su debida dimensión los respectivos capacitadores.
Yo creo que con una buena formación y con una buena capacitación, la excelencia en el aspecto judicial no debe ser tan difícil de obtener.
A los valores de la independencia, de la ética y de la idoneidad reconocidos en algunos de los puntos de la Declaración de Margarita, de los primeros días de noviembre del año pasado, yo añadiría dos que quizás deberían venir por añadidura: primero, la capacidad. El juez debe ser altamente capaz dentro de la materia que le compete y obviamente, una de las cosas que más exijo y yo más me exijo, debe ser responsable al máximo. La responsabilidad en los magistrados y juzgados, mis queridos colegas, en la práctica no es tan buena. Hay jueces muy capaces, hay jueces muy honestos pero que no son en toda la extensión de la palabra responsables en el ejercicio de sus funciones.
Si la labor esencial de todo magistrado y de todo juez es administrar justicia para dar a cada uno lo que le corresponde o como decía Ulpiano, juum quique tribuendi, tenemos que llegar, necesariamente, a una conclusión: que el Derecho y su fuente principal, la ley, no son otra cosa que medios o mecanismos para descansar la justicia y si se quiere con más precisión, la equidad que es aquella justicia mejor, aquella justicia de los hombres y entonces es sumamente importante destacar y recordar día a día, y sin cansarnos y más aún, como presidentes de los tribunales y Cortes de Justicia de nuestros respectivos países, que el Juez tiene que tener conocimientos precisos y claros de lo que es la hermenéutica jurídica; tiene que saber interpretar la Ley, tiene que recordar que la interpretación no solamente debe realizarse a través de un método literal o contextual y con distintos otros mecanismos, sino también con un elemento medio teleológico y analógico para obtener así interpretaciones declarativas, restrictivas, extensivas o progresivas según las circunstancias, y no debe olvidar jamás el Magistrado o el Juez que esa interpretación legal, que en opinión mía es producto del entendimiento y no de la voluntad, tiene como finalidad desentrañar el verdadero querer y sentir actual y objetivo de la respectiva norma legal, para aplicarla también al correspondiente caso concreto.
He hecho esta disgresión final solamente para que ustedes la aprecien en su verdadera dimensión y se pregunten y obtengan las respuestas, de cuántos Jueces saben realmente bien interpretar la Ley, porque aplicar el derecho es más fácil, pero la aplicación es el paso ulterior. Entonces, entonces, para la capacitación debe tenerse siempre presente que el pilar fundamental de la misma es enseñarle y enseñarle a no olvidarse al respectivo Magistrado o Juez, a que debe saber interpretar la Ley.
Esto que parece tan obvio, por lo menos en el Ecuador no lo es, y a diario nos tocamos con casos de Magistrados y Jueces que carecen de los más elementales principios de hermenéutica legal, y que cuando por circunstancias o fuerza de las circunstancias se les pide cierto tipo de explicación, pues sencillamente no saben en donde están parados. La capacitación repito, es muy importante, pero es el paso posterior para aquel que tiene la vocación de Juez y tiene la vocación de administrar justicia en tal o cual especialidad. Muchas gracias señor Presidente.
José Subero Isa, Presidente de la Suprema Corte de República Dominicana: Yo me voy a acoger y voy a ser bastante breve, al punto número uno de las acciones en cuanto a identificar las fortalezas y debilidades de los países participantes en materia de formación judicial. En el caso de nosotros me voy a limitar única y exclusivamente a las debilidades que tenemos, debilidades muy serias, muy sensibles toda vez que carecemos de una Ley de carrera judicial. Hay en el Congreso Nacional depositado un proyecto de Ley de Carrera Judicial que al mismo tiempo contiene la creación de la Escuela Nacional de la Magistratura, ese es un proyecto que se discutió con el auspicio del Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo, el PNUD. Hasta la fecha no ha sido aprobado. No obstante, en la República Dominicana la Suprema Corte de Justicia se le ha adelantado al Congreso Nacional, y por vía administrativa ha creado la Escuela Nacional de la Magistratura.
Yo creo que en este encuentro debe de establecerse los mecanismos que coadyuven a la formación y a la capacitación de los Jueces; no es suficiente con que enarbolemos algunos criterios y que planteemos aquí las necesidades que cada uno de nuestros países tienen de una formación y una capacitación judicial, eso no es suficiente sino complementamos con la ayuda recíproca de nosotros principales con los países que tengan más experiencia en la formación y en la capacitación de jueces.
En el caso específico de la República Dominicana nosotros no pudimos esperar la aprobación de una ley de carrera judicial ni siquiera criterios para la designación de los jueces, donde estamos actualmente inmersos en un proceso de selección de 500 jueces en el país entero. Hemos tenido que recurrir a un sistema de evaluación directa trasladándose el pleno de la Suprema Corte de Justicia a los quince magistrados al interior del país, haciendo evaluaciones individuales con la participación de la sociedad civil, con la participación de los grupos sociales.
En el caso de nosotros sí necesitamos de mucha ayuda en la formación y en la capacitación, porque hemos sido, incluyendo al Presidente de la Suprema Corte de Justicia, quien le dirige la palabra. Ha sido un juez sobre la carrera, sobre la marcha. Nosotros tenemos que ir ya poniéndole coto a esa situación. Por eso es que yo creo que debemos de buscar sobre todas las cosas los mecanismos de cooperación y de intercambio que sean mecanismos que fluyan con rapidez, que sean mecanismos efectivos. Yo creo finalmente que no debemos de pensar en la formación y en la capacitación de nuestros jueces si nosotros no nos estamos capacitando y formando nosotros miembros, presidentes de las cortes y los tribunales supremos.
Yo creo que ninguno de nosotros conoce, salvo excepciones, las interioridades de la organización judicial de los respectivos países. Sin esa base fundamental es muy difícil trazar un criterio, un común denominador de solución a los problemas. Por eso es que yo voy a aprovechar esta oportunidad también para hacer una sugerencia, una formal sugerencia en el sentido de que cada uno de nosotros nos comprometamos a elaborar una síntesis de lo que es la organización judicial de los países con la finalidad de que a través de la secretaría ejecutiva que yo había planteado en el turno anterior se forme un compendio que sería una especie de unidad de todo el sistema iberoamericano, de todo el proceso, de toda organización judicial iberoamericana, con la finalidad de que nosotros tengamos conocimiento de que yo sepa cuál es la organización judicial que impera en Nicaragua o en El Salvador.
Yo creo que eso se podría hacer a través de la misma secretaría ejecutiva y en un plazo que pudiera ser de tres meses donde cada uno remita en síntesis de lo que sería organización judicial de cada país. Luego de esta propuesta yo creo que finalmente debemos de abocarnos a ver cuáles son los mejores mecanismos, implementarlos en aras de la formación y de la capacitación. Muchas gracias.
Señor José Andréu García, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Puerto Rico: Voy a ahondar en las palabras de la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia de Venezuela y coincido también en parte con lo expuesto por el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de República Dominicana. Coincido con ellos en que debemos tratar de lograr unas acciones concretas para poder abordar este problema. En los primeros dos temas que hemos discutido en el día de hoy, hemos examinado unos aspectos puramente teóricos de la función judicial, la independencia judicial y los derechos fundamentales de los ciudadanos. Todos estamos de acuerdo, yo creo que no hace falta mayor abundamiento sobre el hecho de que la capacitación judicial, la formación y educación continuada, el entrenamiento de los jueces es muy importante para lograr ambos objetivos, o sea, la independencia judicial y el reconocimiento de los derechos fundamentales.
Creo que inculcar en los jueces una visión ética, valores éticos, que promuevan una visión de la importancia de la independencia del juez y de la preservación de los derechos fundamentales, que para eso es que estamos, los jueces están para dar a cada cual lo suyo, y para protegerlos frente a los demás poderes del Estado, cuando el Estado se excede en el ejercicio de sus poderes.
Concretamente quiero decirles que en Puerto Rico, continuamente estamos enviando de nuestros mejores jueces, principalmente aquellos que están además en la cátedra, a distintos países hermanos de Iberoamérica, recientemente enviamos a El Salvador, hemos estado enviando a otros países, a Guatemala, Ecuador, etc. Igualmente hemos estado recibiendo durante los últimos años y muy frecuente, tres, cuatro, cinco delegaciones al año en Puerto Rico de estos países que están o en vías de ensayar o de comenzar procesos adversativos, juicios orales y así mismo de aquellos países interesados en la administración de los tribunales, en la gerencia del sistema de tribunales, hemos estado recibiendo constantemente estas visitas y lo hacemos con mucho gusto.
Igualmente, ahora mismo tenemos dos jueces del Centro Judicial de San Juan, el administrador y el subadministrador del Centro Judicial de San Juan, fueron a una misión de las Naciones Unidas, no sé en qué país si es en Ecuador, capacitando los funcionarios judiciales de ese país en aspectos de la oralidad.
Igualmente me he comprometido con la doctora Cecilia Sosa, de ayudar en lo que podamos en la implementación, o sea, en la capacitación de los jueces en este tema de la oralidad que pronto, el año que viene, comenzará en Venezuela. Ya hace dos años vine a Venezuela a hablar sobre las reformas cuando empezaba a gestarse la reforma judicial, hablé en algunas universidades, hablé ante el Consejo, hablé aquí, tuve el honor de sentarme en ese estrado, una de las satisfacciones más grandes de mi vida.
Y estamos dispuestos inclusive a establecer en forma más formal, cualquier entidad que sea necesaria, y para eso he recibido la promesa del presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, de Bill Renquest, ir del Federal Juditial Center, Centro Judicial Federal de los Estados Unidos, para establecer una escuela de capacitación en los tópicos, en las materias que sean necesarias, o que ustedes consideren necesarias.
Estamos en vías de hacer una propuesta, de formular algo, si lo llevamos a cabo sería con el concurso de todos ustedes, que me gustaría invitar a algunos de ustedes a formar parte de un consejo para que podamos asesorar a las personas que estarían a cargo de esto.
Pero, nosotros nos hemos estado reuniendo durante varios años, nos reunimos en España, los últimos seis años nos hemos reunido dos veces, nos reunimos en Canarias hace poco, la Gran Canarias, nos hemos reunido en diversos lugares y a pesar de que creo que es conveniente estas reuniones en el ámbito en que se han dado, porque intercambiamos ideas, posiciones posiciones; pero han sido más conceptuales, más teóricas que verdaderamente prácticas.
Ya el Presidente de la República Dominicana -y si digo ahorita, de Santo Domingo- me perdonan, porque nosotros a la República Dominicana en Puerto Rico le decimos Santo Domingo como si Santo Domingo fuera todo y en la República Dominicana tiene muchas cosas interesantes y preciosas pero siempre nos ha pasado eso.
Yo creo que debiéramos seguir con este tipo de reuniones, de actividades, de congresos, pero debiéramos orientarlas más, como alguien ha propuesto, que ya cuando dije el Presidente de la República Dominicana ha propuesto una Secretaría Permanente. Yo además propongo que aprovechemos estos congresos, estas cumbres para algo que él ha dico, de capacitarnos también nosotros. Donde podamos no se cuántos de nosotros hemos estado asistiendo con alguna regularidad, a los congresos de las Cortes y Tribunales Constitucionales de Hispanoamérica, que es auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer de Alemania. Estas reuniones son de carácter educativo, donde se presentan conferenciantes de prestigio internacional reconocidamente expertos en la materia de que nos hablan, y se tiene entonces un diálogo socrático con ellos y nos vamos nosotros viendo otras visiones, teniendo otras visiones, otros enfoques, no creo que ninguno de nosotros podamos decir que nuestro sistema es el mejor o es el peor. Tenemos un sistema (punto) en algunos sitios funciona en otros no funciona, en otros funciona mejor, en otros funciona menos mejor, por decir una cosa disparatada.
Pero, en términos de proponer soluciones, en términos de vislumbrar soluciones, en términos de diseñar acciones concretas, creo que debemos aprovechar estas reuniones para educarnos nosotros mismos, para tener conferenciantes en administración oficial, para tener conferenciantes en distintos aspectos de nuestro quehacer, principalmente administrativo, como lidiar con los jueces, como mejorar nuestros programas de capacitación, tener un intercambio de ideas que puede muy bien funcionar en los distintos países y para eso, aprovecharnos de aquellas personas que tienen conocimiento más profundos que nosotros que puede ser de nosotros mismos o podemos traerlos de afuera.
En los Estados Unidos hay una institución que se llama el Conference of Cheef Justice, que es la Conferencia de Jueces Presidentes, que son los Presidentes de los Tribunales Supremos de cada Estado. En Estados Unidos hay dos jurisdicciones, la estatal y la federal. En lo estatal el Tribunal Supremo de cada Estado tiene la última palabra. La jurisdicción federal es de una jurisdicción muy limitada pero lo que realmente conduce el proceso judicial, los que realmente forman el Poder Judicial en los Estados son las judicaturas estatales. Pues se reúnen dos veces al año y tienen seminarios, conferencias, mesas redondas, para discutir problemas comunes y buscarles soluciones, no podemos seguir reuniéndonos, hacer exposiciones de cuáles son los problemas, hacer exposiciones del deber ser, sin buscar soluciones que podamos todos aplicar en nuestros respectivos países. Creo que debemos pensar sobre eso, también piensen sobre lo que les he dicho, que estamos nosotros, aquellos aspectos que podamos ayudar a la mejor disposición de ayudarlos creo que eso es el segundo punto en las acciones, en el documento de trabajo, promover acuerdos de intercambio para la formación de funcionarios judiciales iberoamericanos y el tercero, promover la creación de la escuela de capacitación de funcionarios judiciales.
Recordarán que los que estuvimos en España en octubre, que el Consejo de la Judicaturas española trató de promover una escuela judicial para jueces de Iberoamérica pero en las Canarias, Recordarán los que estuvieron allí que yo me levanté y dije: pero de Las Canarias a aquí hay mucho trecho. Nosotros somos sistemas pobres donde no tenemos tanto dinero para estar enviando nuestros jueces a tres mil, cuatro mil, cinco mil millas de distancia. Creo que esta escuela de capacitación de funcionarios judiciales la podemos crear, pero debemos crearla en América. Esa es mi posición en cuanto a todo esto.
Sin identificar: Yo creo que la importancia y la necesidad de las escuelas judiciales es innegable para todos. Para unos, como forma de fortalecer el Poder Judicial ya bien estructurado; para otros, como una forma de estructurar un Poder Judicial naciente que había sido destruido con anticipación.
Considero que de todo lo que hemos hablado, podemos señalar que si queremos un buen juez, un magnífico juez, tenemos que utilizar una verdadera cadena en su formación, o sea, en la formación en primer lugar; la selección, su capacitación y finalmente, la carrera judicial.
Para algunos, oír hablar de la carrera judicial casi es un anacronismo porque tienen carrera judicial desde hace tanto tiempo. Nosotros estamos en una situación parecida a la de República Dominicana y hemos empezado por una escuela judicial, tratando de empezar a fortalecer un Poder Judicial que surge de las cenizas, que surge de la nada. Una escuela judicial que se inició capacitando casi mecánicamente a los jueces que eran jueces porque habían sido nombrados pero nunca habían sido entrenados ni capacitados para jueces y en la marcha nos vimos obligados a continuar la capacitación con el personal auxiliar de los jueces que también eran funcionarios nuevos y que lo necesitaban urgentemente.
Al día de hoy tenemos una escuela judicial que ha empezado a funcionar bastante modestamente con el apoyo de algunos países, sobre todo de España. Hemos logrado capacitar a jueces fuera del país, en España y Centroamérica, pero es fundamental la vocación y es fundamental la selección.
Si el señor presidente de la Corte de República Dominicana señaló que se adelantaron al Congreso Nacional al establecer por medio de una resolución administrativa la Escuela Judicial, porque ya se encuentra la Ley de Carrera Judicial en el Congreso, nosotros tenemos la Ley de Carrera Judicial retenida en la propia Corte Suprema, no la hemos presentado a la Asamblea Nacional porque tenemos iniciativas de ley para eso, porque estamos precisamente terminando esta cadena y hemos considerado que lo que es la formación, selección y capacitación son importantes y necesarias para poder establecer una carrera judicial. A los que ya la tienen es muy fácil señalar, van a entrar a la carrera judicial después de una serie de actividades. Nosotros ya tenemos jueces y no tenemos carrera judicial, entonces tenemos que establecer una situación de selección en base a la vocación y a la ética de los jueces que ya tenemos para poder establecer la carrera judicial, por eso es que considero que es importante esa cadena, por lo menos para los que nos encontramos en esta diferente etapa de la de todos los demás, la formación, la selección y la capacitación para entrar a la carrera judicial.
Por último, quería señalar una experiencia que para nosotros ha sido importante: Centroamérica está formada por tantos países pequeñitos que hemos necesitado auxiliarnos unos a los otros. Los presidentes de Corte Suprema de Centroamérica establecieron hace un tiempo la Escuela Judicial Centroamericana, que en estos momentos funciona en la República de Costa Rica. Ha sido una experiencia interesante porque ha servido no sólo para una capacitación de nuestros propios funcionarios judiciales de cada una de estas parcelas pequeñas centroamericanas sino también para buscar una mayor integración entre nuestros países. Y esto ha sido no sólo importante para nosotros sino también importante para los que han cooperado con nosotros, por ejemplo, España, el PNUD, Suecia, etc., que al ver que no están ayudando a un solo país sino a un grupo de países, pues la ayuda también se ha volcado en nosotros para ayudarnos. Si eso puede servir de alguna experiencia para lo que señalaba el señor Presidente de la Corte de Puerto Rico, pues creo que eso ha sido una experiencia rica aunque en pequeño, en nuestros pequeños países centroamericanos. Muchas gracias señor Presidente.
Carlos Velloso, Vicepresidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil: Quiero reiterar una afirmación hecha aqui, me parece que por el presidente de la Corte Suprema de Costa Rica o Colombia, en el sentido de que el tema que estamos examinando en este momento se relaciona con la independencia del Poder Judicial, Jueces de informados, Jueces capacitados para ejercer la función jurisdiccional, proporcionan o son o constituyen una garantía de independencia del Poder Judicial.
América, los países latinoamericanos y también la América del, Norteamérica y porque también no decir, el Viejo Continente, Europa, conocen tres sistemas de admisión, de reclutamiento de Jueces. El primero, es el peor de todos; no se que según leí recientemente si aún se practica en larga escala en nuestro continente, que es la indicación de Jueces por partidos políticos o por políticos ligados al gobierno. Eso me parece, este me parece el peor de los sistemas, ese sistema hace que ingrese a la Magistratura Jueces por lo general no capacitados, simplemente amigos de los dueños del poder.
El segundo sistema que se practica principalmente en los Estados Unidos y en algunos Estados, digamos es la elección de Jueces; éste no me parece tampoco un buen sistema, porque hace del Juez alguien que debe adular a grandes partes de los políticos, a fin de garantizar sus empleos.
En un encuentro que tuve en la Suprema Corte con uno de sus eminentes Jueces, Kennedy me decía que en realidad ese sistema no ha sido muy bueno, ni siquiera en los Estados Unidos. El tercer sistema con algunas variantes, es el del concurso público, pruebas y títulos; pruebas públicas abiertas, abierto el concurso, las pruebas a todos aquellos que satisfacen las condiciones del editaco. Normalmente, formados en derecho o doctores en derecho con cierto tiempo en la profesión. Este sistema se practica sobre todo en Brasil, el del concurso público. Además del concurso público, algunos países añaden también el sistema de las escuelas, Escuelas de la Magistratura, o sea, el candidato hace un concurso para la Escuela, ingresa a la escuela y después de algunos años puede ser declarado Juez.
Parece que ese es el mejor sistema, el sistema del concurso público para ingresar a la Escuela. Y el curso de formación de Magistrados en la Escuela, con profesores evidentemente especializados. Esta experiencia ha sido muy bien sucedida en Francia, en Portugal; como centro de estudio me parece también que en España.
En 1989 me incumbieron, yo aún no era miembro del Supremo Tribunal, yo soy Juez de carrera, yo empecé como Juez de Primer Grado y fui subiendo posiciones, he ocupado posiciones en casi todos los Tribunales de mi país, hasta llegar a la Corte Suprema. En el 89 yo integraba el Supremo Tribunal de Justicia y me incumbieron a estudiar la Escuela Judicial Francesa, la Escuela Nacional de Magistratura de Francia, tuve realmente gratas sorpresas allí. Pude ver que el candidato, que el aspirante que entra a la Escuela es observado, hace cursos teóricos y cursos prácticos también, y después de dos años puede ser declarado Juez. Parece que ese es el sistema ideal, ingresar a la Escuela. La Escuela proporcionaría materias disciplinas teóricas y disciplinas que cuidasen, tratasen de realzar valores éticos, valores señalados por la mayoría de mis eminentes colegas en sus intervenciones sumamente necesarios a la función del Magistrado.
Aparte de esas disciplinas que contendría enseñanzas sobre los valores éticos de la Magistratura, también reciben teoría sobre, como por ejemplo la teoría general del derecho, teoría general del derecho privado, del derecho público, etc. Y lo que yo considero muy importante también, es la práctica.
Una vez conversando con un profesor que fue a visitar nuestra universidad en Minas, un profesor americano, él era un Juez novato, Juez Federal y le parecía extraño que alguien pudiera ser Juez Federal sin haber conocido el poder. A mi eso no me parece tan importante, pienso sin embargo que si es importante que el Juez conozca su administración, la administración pública de su país, y entonces puede hacer pasantías en el Ministerio de Relaciones Exteriores, de Economía, Ministerio de Hacienda; en fin, debe conocer la administración pública por dentro, principalmente si va a ser un Juez de Hacienda Pública, Juez Federal, si va a juzgar justamente los conflictos entre los ciudadanos y el poder público, y la práctica en los tribunales.
El podría prestar servicios durante seis meses por ejemplo en diversos tribunales o juzgados, bajo la supervisión directa de Jueces titulares o bajo la supervisión directa de las Presidencias respectivas de los tribunales. Al cabo de dos o tres años de estudios hecho de esta manera, él se sometería a examen, prestaría, rendiría exámenes y si los aprueba con éxito se declararía Juez, mientras que en la Escuela él tendría una formación que garantizara su sobrevivencia.
A la par de esto, los tribunales pueden realizar convenios con las universidades. Es interesante que la Escuela Nacional de la Magistratura de Francia funcione en Bordeau. La Facultad de Derecho de Bordeau que tuvo entre sus profesores y fue dirigida por el famoso León Diquiz, se especializa hoy en Francia en preparar bachilleres para prestar concursos para la Escuela Nacional, y ciertos bachilleres en francés llaman a los graduados universitarios en humanidades y derecho. Y la Facultad de Derecho en esa ciudad, en Bordeau, ciertamente se va a especializar en formar futuros pretendientes o candidatos a la Escuela Nacional de Magistratura.
Aparte de eso y aquí es que está la cuestión de la capacitación judicial. En Francia existe ya lo que se llama la formación continua y que nosotros en Brasil llamamos cursos de perfeccionamiento. La Escuela Nacional de Magistratura, la Escuela de Magistratura mantendría abierto cursos de perfeccionamiento, los Jueces volverían a la Escuela tres o cuatro años después de graduados en períodos sucesivos, para hacer cursos de perfeccionamiento o de actualización. Estos cursos de perfeccionamiento no serían obligatorios lógicamente, pero valdrían puntos para la promoción del Juez, para hacer carrera.
Un Juez que no hubiera participado en curso de perfeccionamiento, difícilmente sería subido de rango, por eso creo que a la par de todo esto sería interesante hacer convenios con las universidades. Las universidades podrían hacer convenios con los tribunales, ofrecer cursos de postgrado, especialmente estrictos en su, serían cursos más especializados en latus census. Al respecto de temas más versados por la justicia, y ahí se caminaría, se dirigiría uno a una especialización dentro de la justicia. En Brasil por ejemplo, ya tenemos todo un haz de especializaciones y esto también es válido para Venezuela, por lo que se me informó hay Jueces criminales, penales, de hacienda pública que cuidan, que se ocupan de cuestiones en contra de la administración, Jueces de bancarrota, Jueces de casos civiles, etc. Y al observar estas especializaciones, los Jueces podrían ser inducidos a asistir a cursos de postgrado latus census, o preferentemente estricto census en las universidades.
Yo creo que esto sería una forma de formar y capacitarnos mejor y capacitar mejor a los Jueces latinoamericanos o iberoamericanos, mejor. Son cuestiones que planteo aquí para reflexionar al respecto.
Moderador: Señores como la sesión está por concluir, tenemos cinco minutos todavía así que puede hacer uso de la palabras el Sr. Hoyos.
Arturo Hoyos, Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la República de Panamá. Muchas gracias señor Presidente, haré uso eficiente de ese tiempo. Yo realmente creo que lo que se ha dicho en torno a la materia de la educación judicial es obviamente muy atinado. Hay cosas que hemos hecho y que a veces no se saben que hemos hecho, incluso entre nosotros mismos, y eso es parte de los esfuerzos que hemos estado haciendo algunos de tener reuniones más o menos continuas y de formar algunas organizaciones que ya están operando. Ustedes saben, la Organización de Cortes Supremas de las Américas, es una de las más recientes de las varias organizaciones que se mueven en nuestra área. Hubo una reunión reciente en Panamá y hay algunas cosas, ya acordamos la formación de un centro de intercambio de información relacionado con jurisprudencia, legislación, en materia judicial y organización de las cortes.
Una buena parte de ustedes estaban allí hace un par de meses y hay algunas cosas que ciertamente tenemos que hacer un esfuerzo por tratar de difundirlas. Por ejemplo allá hay una publicación cuando nos reunimos los presidentes de Cortes Supremas de la región en Washington en 1995, ya hay una publicación que recoge cuáles son una síntesis bastante apretada, cuáles son los sistemas judiciales de la región, entonces eso ya está publicado, ya es un trabajo hecho y sí vale la pena tener acceso a ese tipo de cosas. Yo no sé si vale la pena estar creando más y más y más secretarías ejecutivas francamente difiero un poco de la sugerencia de nuestro colega de la República Dominicana, porque creo que ya hay algunas y vale la pena que aprovechemos esas, creo que incluso en la reunión de Madrid también acordamos que se iba a crear una secretaría allí en Madrid de precisamente este tipo de reuniones, de cumbres de presidentes iberoamericanos. También tenemos una en la que participamos en Puerto Rico y en la que participa el Dr. Andréu. De tal manera que quizás valga la pena que canalicemos a través de estas organizaciones que tenemos que yo creo que es bueno que haya varias en realidad porque la gama de intereses y de posibilidades de participación yo creo que se amplía. Es todo. Gracias.
Miguel Angel Rivera Portillo, de la Corte Suprema de Honduras. Gracias señor Presidente, voy a ser breve. Yo coincido con la opinión del colega Presidente del Brasil en el sentido de que la independencia y la capacitación están íntimamente relacionadas. El juez altamente capaz, diligente, eficiente e idóneo tiene que ser un juez independiente, porque mientras más capaz, más idóneo y más eficiente se hace más indispensable y por supuesto menos propenso a la influencia de poderes extraños. En cuanto a la capacitación yo creo que la capacitación previa, o sea, una escuela judicial que capacite previamente a los aspirantes a ser jueces, sería más importante que la educación continua. Por acá oí al colega del Salvador que la capacitación continua en su país, lo mismo que ha pasado en mi país, ha distraído mucho a los jueces que constantemente están en cursos de capacitación pero descuidan su función jurisdiccional y eso ha traído como consecuencia el atraso en el adelantamiento de los casos que están conociendo.
De manera que si fuera posible establecer en cada país una escuela judicial, pero para capacitar, para los aspirantes a ser jueces, tal como lo tienen en España que creo que tienen que estudiar dos años previamente para aspirar a ser juez. O tal vez de esta Facultad de Derecho podríamos tener una orientación de los profesionales del derecho que aspiran a ser jueces para que tengan una orientación, un énfasis en el Derecho Procesal. De manera que voy a dejar esa inquietud para ver si es posible que la tomen en consideración. Muchas gracias.
Sin identificar: Gracias señor presidente. Esta mesa directiva les agradece a todos ustedes sus brillantes disertaciones y que indiscutiblemente servirán para concluir este importante tema sobre la formación y capacitación judicial.
Antes de terminar este punto, quisiera que la doctora Cecilia Sosa, Presidenta de la Corte Suprema de Venezuela, nos va a dirigir la palabra por unos minutos para informarnos sobre un punto importante.
Cecilia Sosa, Presidenta de la Corte Suprema de Venezuela: Menos de cinco minutos. Lo que quería era invitar a los participantes de la mesa, a realizar la foto oficial de la reunión en las puertas de la Corte Suprema de Justicia, para después venir al refrigerio y tener la última sesión de esta tarde. Vamos a tratar de hacerlo en el tiempo que está planificado para que ustedes puedan descansar un rato antes de la cena de esta noche. De manera que vamos directamente a la puerta, nos tomamos la fotografía, venimos a un refrigerio rápido, para tratar de reiniciar a las 4 y media y salir en el tiempo que tiene establecido el programa. Gracias.