DISCURSO DE LA MAGISTRADA DRA. CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA, EN EL  CIERRE DEL PROGRAMA ESPECIAL PARA LA REGULARIZACION DE LA TITULARIDAD DE JUECES PROVISORIOS Y TEMPORALES DE LOS ESTADOS TÁCHIRA Y MÉRIDA, EN LA UNET, ESTADO TÁCHIRA,

EL 2 DE AGOSTO DE 2005.

 

Doy comienzo a este importante acto, con una reflexión del Genio de América, en comunicación dirigida a su maestro SIMÓN RODRÍGUEZ, el 19 de enero de 1824. CITO: “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló”. FIN DE LA CITA.

 

En nombre del Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Escuela Nacional de la Magistratura, expreso mi satisfacción y complacencia, por la responsabilidad y entusiasmo con que han asumido los Jueces y demás participantes, la MISIÓN JUSTICIA, en este Programa Especial para la Regularización de la Titularidad que hoy culmina; el mismo es impulsado por el más alto Tribunal de la República, en todos los Estados del país, a propósito del proceso de reestructuración que vive nuestro Poder Judicial.

 

Este paso es el inicio de la descentralización de la Escuela Nacional de la Magistratura; el Tribunal Supremo de Justicia está presente en todos los Estados de la República; ya es un hecho el recorrido de esta institución por todas y cada una de las regiones del país. Los jueces con su constancia, mística y compromiso han liderado esta conquista.

 

En el monitoreo del desarrollo de los cursos, he sentido la alegría y motivación de los Jueces y demás funcionarios involucrados, en el gran reto de formar y capacitar el recurso humano al servicio del Sistema de Justicia.

 

Quienes hemos asumido la sagrada misión de administrar justicia, debemos estar guiados por el ideal de lograr un Poder Judicial eficaz, para que no se pierda la fe y esperanza del ciudadano, en la justicia.

 

Les ratifico el compromiso del Tribunal Supremo de seguir luchando por alcanzar una administración de justicia que garantice los derechos fundamentales de los venezolanos, siendo los jueces, pilares fundamentales en tutelar esas garantías.

 

Es oportuno informar que el Tribunal Supremo de Justicia, dentro del Programa de Construcción de Ciudades Judiciales en diferentes regiones del país, incluye importantes sedes judiciales para los Estados Táchira y Mérida; en este sentido, los terrenos ya fueron adquiridos.

 

El Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Escuela Nacional de la Magistratura, anuncia con júbilo la gran satisfacción de haber culminado el Programa Especial para la Regularización de la Titularidad de Jueces Temporales y Provisorios de los Estados Táchira y Mérida, luego de una jornada intensiva, dirigida a fortalecer la excelencia académica y ética del juez, en pro de formarlo como gerente judicial.

 

Estamos cumpliendo con Venezuela, en la ejecución de estos programas intensivos de capacitación, cuyo plan de estudio destaca materias como: Deontología Jurídica, Medios Alternativos de Resolución de Conflictos, Derecho a la Tutela Judicial Efectiva, Hermenéutica Jurídica, Sistema de Justicia Venezolano, Derechos Humanos, Derecho Humanitario, con el fin de que permanezcan en el Poder Judicial sólo los más capacitados, con sensibilidad humana y vocación de servicio.

 

Este evento tiene mucha importancia para el país, porque estamos contribuyendo a consolidar nuestra seguridad jurídica, para ubicarnos a la altura de otros países del hemisferio, específicamente en América Latina, y fortalecer las instituciones como pilares fundamentales de la democracia.

 

La época de cambio que vivimos, en la que el concierto de las naciones se está convirtiendo cada día en una “aldea planetaria”, como lo señaló el teórico de la comunicación MARSHALL MC LUHAN, nos hace corresponsables a todos del destino colectivo de nuestros pueblos, y ese nuevo orden reclama jueces, profundamente comprometidos con la Constitución y las leyes de la República, para librar su propia batalla como integrantes del sistema de justicia venezolano.

 

El Juez tiene que inscribirse en las transformaciones sociales, de las cuales Venezuela es protagonista de connotación internacional, pero debe tener claro, que su tarea se circunscribe al único fin de llevar tutela judicial a todos, sin distingo, y muy especialmente a sensibilizarse frente a los excluidos de los barrios, los campos, los indígenas, entre otros.

 

Los invito a constituirse en garantes de la MISIÓN JUSTICIA, para seguir transformando el Poder Judicial de nuestro país, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las leyes.

 

 

En Venezuela vivimos momentos muy intensos desde el punto de vista histórico, en los que afloran nuevas exigencias sociales, que apuntan inequívocamente hacia una reconstrucción de la Patria, que tenemos que lograr entre todos, con nuestro trabajo, dedicación y perseverancia.

 

Los jueces son protagonistas de este momento, sobre todo porque en la actualidad existe el consenso de que la transformación de la justicia es una prioridad, y una necesidad impostergable, como medio para consolidar el Estado Social, de Derecho y de Justicia, que nuestro pueblo aspira y merece.

 

Nuestro desafío debe ser alcanzar una justicia eficaz, accesible, transparente, expedita, que garantice la tutela judicial efectiva y devuelva al ciudadano la confianza y la credibilidad en su Poder Judicial.

 

El objetivo de la Escuela Nacional de la Magistratura es formar al administrador de justicia del siglo XXI, en el ideal de que se convierta en un operador de justicia eficaz, que no sólo esté capacitado en términos de excelencia académica, sino que sea una referencia de dignidad y moral para la sociedad.

 

Los jueces venezolanos necesitan conquistar su legitimidad en la opinión pública, como profesionales que actúan apegados a las normas, y que respetan los principios generales del orden moral. Un verdadero Juez no sólo debe consagrarse al estudio y a la práctica del Derecho, sino que también debe estar comprometido con la sociedad y su desarrollo.

 

 

La verdadera revolución en el Poder Judicial que reclama el país, es que la justicia llegue a todos por igual, a través de un Juez, que, entre otras cualidades, posea sensibilidad social y plena conciencia de la elevada responsabilidad que asume, al representar al Estado en la administración de justicia.

 

No olvidemos que la justicia es un instrumento para combatir la pobreza, pues cuando esta se enquista en una sociedad, las posibilidades de que sus miembros entren en conflicto con la Ley, son mayores.

 

Por ello, fortalecer la justicia es también un medio para alcanzar la paz, así lo dice el maestro PIERO CALAMANDREI. CITO: “Los hombres tienen, ante todo, necesidad de vivir en paz, pero si no hay justicia, es inútil esperar la paz. Por eso no debería haber ningún servicio público al que el Estado dedicara tantos cuidados”. FIN DE LA CITA.

 

Pero para que la justicia sea un medio para combatir la pobreza, y para conseguir la armonía  social, es preciso que ella actúe en condiciones de dar respuesta pronta y oportuna, a quienes solicitan de los órganos jurisdiccionales, tutela judicial.

 

Todos sabemos que el Juez debe encarnar un modelo de conducta ejemplar, sustentado en los valores de justicia, independencia, imparcialidad, honestidad e integridad, los cuales deben manifestarse en la transparencia de sus ejecutorias.

 

Ser Juez no implica capacidad de avasallar, sino posibilidad de ser justo; en sus manos se plantea resolver conflictos de intereses, por lo tanto requiere necesariamente que reúna las máximas condiciones cognoscitivas de responsabilidad, honestidad, preparación, estudio y sobre todo de humildad para conocer y aplicar la ley de manera imparcial.

 

El juez es el símbolo de la Justicia y guardián del Derecho; por ello, los órganos judiciales deben integrarse con Jueces seleccionados por concurso de oposición, que permita unir el conocimiento del Derecho, vocación, experiencia y honorabilidad de quienes los integran. Un buen juez no se improvisa, requiere de estudio y de práctica en los tribunales, para lograr las aptitudes que le permitan la justa aplicación de la ley.

 

La carrera judicial significa estabilidad, evaluación y control de gestión para reestructurar el sistema de justicia. El proceso de capacitación que involucra  tanto la regularización de la titularidad como la formación continua, requiere de esfuerzo, dedicación y constancia.

 

En este sentido, el Máximo Tribunal del País, considera que la capacitación de los miembros del Poder Judicial, constituye un eje fundamental de la reforma de todo el Sistema Judicial; reitero que la calidad de la justicia nunca será mejor que la excelencia de quienes la administran, con este fin, los aplicadores de justicia, deben mantenerse actualizados de manera permanente.

 

Podemos decir con orgullo, que hemos creado nuestro propio modelo de Escuela de la Magistratura, que está respondiendo a las necesidades de los servidores de justicia de la República Bolivariana de Venezuela, sobre la base del bien común, para que los Jueces Provisorios y Temporales, adquieran herramientas y destrezas útiles en la función judicial, y se preparen para los concursos de oposición previstos constitucionalmente, programados desde el 25 de septiembre hasta el 9 de noviembre del presente año, honrando la palabra empeñada por el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, en el mes de enero, cuando tomamos posesión los nuevos Magistrados, al prometer al país, que antes de diciembre se realizarían los concursos de oposición.

 

Dentro de este plan de acción, surge toda la programación de la Escuela Nacional de la Magistratura, que me honro en dirigir. Por ello, como tachirense, expreso mi alegría y complacencia de que la Región Andina marque pauta en la ejecución del Programa Especial para la Regularización de la Titularidad de los Jueces Temporales y Provisorios, que hoy concluyen, para dar paso a los Concursos de Oposición, tal como lo establece el Reglamento de las Normas de Evaluación y Concursos de Oposición para el Ingreso y Ascenso en la Carrera Judicial, aprobado por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, en sesión del pasado 6 de julio.

 

Los invito a continuar trabajando juntos, sin egoísmos, sin descanso, para lograr un Sistema de Justicia eficaz en nuestro país. Insisto en la importancia de conformar un Poder Judicial con hombres y mujeres capacitados, honestos, comprometidos con los ideales y valores de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las leyes, como integrantes de la Magistratura, para garantizar los procesos de reforma que continúa reclamando el Poder Judicial venezolano.

 

 

Recordemos las palabras del monje FRAY BENITO FEIJOO. CITO: “No quiero decir que el Juez sea feroz, despiadado y duro, sino constante, animoso e íntegro”. FIN DE LA CITA.

 

En efecto, la rectitud del juez constituye un aspecto de capital importancia, porque, como afirma este monje, “difícil es, pero no imposible, tener alma de cera para la vida privada, y espíritu de bronce para la administración de justicia”.

 

Venezuela exige jueces probos, con alma de bronce, y la tierra está abonada. Hoy se reúnen ciento cinco jueces, con espíritu de oro, fuerte como el roble, que crece y retribuye a la tierra fértil de la cual nació, dispuestos a dedicar su vida para darle al país y al pueblo venezolano el bien más preciado: la justicia. Acertadamente dice Don Quijote: “Sancho, por la Libertad y por la Honra, se puede y se debe aventurar la vida”.

 

Ahora más que nunca, la Patria reclama de ustedes, Jueces que aspiran a ingresar en la carrera judicial, el llamado obligatorio e impostergable que están obligados a tutelar, en la defensa de los derechos y garantías establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Deben hacer honor a su juramento, cuando el Estado Venezolano les encarga la sagrada función de administrar justicia.

 

En este orden, al conmemorarse el Bicentenario del Juramento de El Libertador en el Monte Sacro, expresado el 15 de agosto de 1805, dejo para la reflexión, su mensaje. CITO:

 

 

Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”. FIN DE LA CITA.

 

Para finalizar, quiero agradecer el apoyo y la generosidad que hemos recibido de organismos e instituciones en la programación y ejecución del Programa que hoy concluye; así como la participación para alcanzar esta meta, de los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, y del equipo de la Escuela Nacional de la Magistratura que me acompañan en esta noble Misión.

 

 

Mención especial merecen el Dr. José Vicente Sánchez Frank, Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, y demás autoridades de esta ilustre Casa de Estudios Superiores, por brindar las instalaciones, recursos humanos y tecnológicos necesarios para llevar a feliz término esta jornada.

 

Gracias al Lic. Ronald Blanco La Cruz, por la cooperación y el respaldo solidario de la Gobernación del Estado Táchira; al General de Brigada Jaime José Escalante Hernández, por el apoyo logístico y seguridad proporcionados por el Comando Regional Nº 1 de la Guardia Nacional; al Coronel Luis Eladio Roa Vivas, Director del Círculo Militar de San Cristóbal, por el valioso aporte en la organización de este Programa Especial; a los profesores facilitadores, por la enaltecedora labor de enrumbar a los Jueces hacia una nueva etapa, más exigente en la labor jurisdiccional.

 

Es propicio agradecer a los Alcaldes, Prefectos y demás autoridades civiles y militares de los distintos Municipios de nuestro Estado, que nos apoyaron en la actividad especial “Justicia y Sociedad”, desarrollada de manera exitosa con los Jueces, en las diferentes comunidades.

 

Al Magistrado Dr. Luis Ortiz; invitados especiales; autoridades civiles, militares, eclesiásticas, organismos de seguridad; jueces y funcionarios judiciales; medios de comunicación social; a mis hijas Mariela y Onelymar, y a todos los aquí presentes, gracias por acompañarnos en este solemne acto.

 

 

 

Felicitaciones a los jueces que culminaron exitosamente el Programa Especial de Capacitación para la Regularización de la Titularidad. Los invito a utilizar su alto potencial y gran disposición, fortalecidos con los conocimientos y herramientas proporcionados, para cumplir de manera eficaz el rol protagónico de administrar justicia.

 

 

Señoras y Señores.

 

Muchas Gracias.