La Constitución de 1999, al lado de los tres poderes clásicos, dio vida a otros nuevos: el Ciudadano y el Electoral. El primero a cargo del Consejo Moral Republicano, cuyos órganos son la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la Contraloría General de la República, uno de cuyos titulares actuará como su Presidente, por períodos de un año. El Poder Electoral se ejerce por el Consejo Nacional Electoral, como ente rector; la Junta Electoral Nacional y las comisiones de Registro Civil y Electoral, por una parte, y la de Participación Política y Financiamiento, por la otra.
Además, introdujo otros cambios en el Poder Judicial. En su cúspide colocó al Tribunal Supremo de Justicia, integrado por seis Salas, además de la Plena, pues la Carta Magna creó la Constitucional, la Electoral y la de Casación Social. De este modo, los Magistrados –quince de acuerdo con el texto de 1961– pasaron a ser veinte, primero, y luego a treinta y dos, a partir de la vigencia de la Ley Orgánica que norma sus actividades. Fuero de los nombrados, surgieron otros cambios derivados de la modificación de los roles que incumben a este Alto Tribunal: no sólo le corresponde ser, en exclusiva, la máxima instancia jurisdiccional del país, sino que tiene a su cargo, además, la dirección, gobierno y administración del Poder Judicial. Gracias a estos cambios, hubo necesidad de crear nuevos programas y actividades destinadas a satisfacer estos requerimientos. En este orden de ideas, no sólo ha sido necesario mejorar las sedes físicas de los Tribunales y dotarlos de los elementos técnicos exigidos para su cabal funcionamiento, sino que dio comienzo a la publicación de libros jurídicos con miras a renovar y perfeccionar los conocimientos de los integrantes del sistema de justicia, etapa que, esperamos, culmine con el inicio de las actividades de la nueva Universidad Judicial, hasta ayer Escuela Nacional de la Magistratura.
Resultado de todos estos cambios es esta obra, Doctrina de la Sala Electoral (2000-Junio 2006), que, compilada por el Magistrado Juan José Núñez Calderón, recoge los fallos que, a su entender, pueden considerarse como los de más trascendencia entre los dictados por el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Electoral, desde su fundación hasta el primer semestre del presente año, inclusive. Esta selección se elaboró, como se destaca en su Presentación, con varios objetos: primero, “contribuir a facilitar a los interesados en esta materia el acceso a la jurisprudencia impartida por la Sala Electoral desde su creación por mandato constitucional, hasta el segundo trimestre del año en curso”; segundo, “reconocer a quienes nos han antecedido en el ejercicio de la magistratura, que –ciertamente– han dejado indelebles esfuerzos impresos en la incipiente, pero profusa creación doctrinaria del derecho electoral”; y, finalmente, “como medio contributivo a los demás Poderes de la República que, desde su ámbito de competencias, norman el sistema electoral venezolano, en conciencia de la urgente reforma de sus principales leyes y adaptación al presente y al porvenir de conformidad con la Constitución de 1999, porque es honesto reconocer el desfase de las vigentes, especialmente la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, anterior al Texto Constitucional”.
Esperamos que la comunidad jurídica en general, a quien este libro está dedicado, lo reciba con el mismo beneplácito con que han recibido nuestras anteriores publicaciones.
Caracas, 08 de Agosto de 2006