Sin haberse cumplido dos años de su muerte, a los setenta y dos años de edad, acaecida en Caracas, el 08 de febrero de 2002, la Junta Directiva del Tribunal Supremo de Justicia aprobó, en noviembre de 2003, la publicación –durante el año 2004– de cinco libros homenaje a los Profesores Nectario Andrade Labarca (Temas de Derecho Administrativo), Andrés Aguilar Mawdsley (Temas de Derecho Civil), Jorge Enrique Núñez (Ensayos sobre Derecho Mercantil), Gert Kummerow (Studia Iuris Civilis) y Juan Bautista Fuenmayor (Temas sobre Filosofía del Derecho y disciplinas afines), de los cuales éste va a ser el último que se entrega a la comunidad jurídica durante el presente año. El dedicado a Fuenmayor circulará en los primeros meses de 2005, a fin de hacerlo coincidir con el año centenario de su nacimiento.
Gert Friederich Kummerow Aigster nació en Valencia, Estado Carabobo, el 22 de junio de 1930 y cursó sus estudios de educación primaria y secundaria en el Colegio La Salle (donde también se desempeñó como Profesor) y en el Liceo Pedro Gual. Los de Derecho los realizó en la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo, el 31 de julio de 1956, el título de Doctor en Derecho, mención Summa cum laude, previa presentación de la tesis de grado correspondiente, intitulada Algunos problemas fundamentales del contrato de adhesión en el Derecho Privado, editada por la Facultad de Derecho de la misma Casa de Estudios y de la cual se han hecho dos ediciones. En el mismo año recibió el título de Abogado expedido por el Juzgado Superior Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal el 10 de noviembre de 1956. En 1958, su Tesis Doctoral fue merecedora del Premio Luis Sanojo, otorgado por la Biblioteca de los Tribunales del Distrito Federal, Fundación Rojas Astudillo.
El 07 de noviembre de 1955, siendo estudiante, ingresó en la docencia en su Alma Mater como Instructor en los cursos de Preseminario y Seminario. Luego regentó la cátedra de Derecho Civil, amén de cursos en el Centro de Estudios para Graduados, de Especialización y de Doctorado. Se desempeñó, además, como Docente en los cursos Vacacionales (II, III y VIII) organizados por la Facultad de Derecho en la Universidad de Los Andes y en el X Curso para la enseñanza del Derecho Comparado por la Asociación Internacional de dicha rama jurídica.
Luego de su Tesis Doctoral, publicó Compendio de bienes y derecho reales (Derecho Civil II), cuya primera edición apareció en 1965 y de la cual se han hecho cinco ediciones, además de numerosas monografías divulgadas en libros y en publicaciones especializadas, entre las cuales cabe mencionar Perfiles jurídicos de los trasplantes en los seres humanos, trabajo de Ascenso a Profesor Titular (1970), “El retracto legal arrendaticio en el ordenamiento jurídico venezolano”, Dos estudios sobre el Derecho venezolano, “El régimen de los comuneros según el Código Civil venezolano”, Esquema del daño contractual resarcible y “La obligación de indemnizar normada en la Ley de Tránsito Terrestre”.
Durante muchos años ocupó la Secretaría de la Biblioteca de los Tribunales del Distrito Federal, al tiempo que se desempeñó como Abogado Compilador en el Instituto de Codificación y Jurisprudencia del Ministerio de Justicia. Fue, asimismo, Miembro de la Comisión Nacional de Legislación, Codificación y Jurisprudencia y corredactor de numerosos proyectos de ley (sobre trasplantes de órganos y materiales anatómicos en seres humanos, sobre adopción de aguas).
Recibió la Orden al Mérito en el Trabajo, Segunda y Primera Clase, por ascenso; la Andrés Bello, la Francisco de Miranda, Primera Clase; la Cristóbal Mendoza, otorgada por el Colegio de Abogados del Estado Carabobo y declarado Hijo Ilustre de la Ciudad de Mérida con ocasión de los VII Cursos Vacacionales (1980).
En noviembre de 1985, el Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela, luego de treinta años de servicios ininterrumpidos, le acordó el beneficio de la jubilación en su condición de Profesor Titular a Medio Tiempo. Al participárselo, el Decano de la Facultad, Doctor Alberto Arteaga Sánchez, le expresó “interpretando el sentir de toda la comunidad, el reconocimiento a su labor como docente investigador”. En esa misma ocasión destacó: “Sin duda alguna, usted ha ocupado y continuará ocupando en nuestra Facultad, en el ámbito del Derecho Civil, un lugar muy destacado en nuestro cuadro profesoral, donde queda patente el testimonio de su rigor científico, su disciplina y acuciosidad, como investigador (…) y su capacidad para transmitir conocimientos, como maestro”.
Al agradecer al Decano Arteaga los conceptos expresados al iniciar el disfrute del beneficio de la jubilación, el profesor homenajeado le señaló: “La jubilación que obtuve por mis largos años de docencia no significa, de modo alguno, un retiro. (…) Entiendo –y acepto sin reservas– que un profesor titular de mi edad debe continuar al servicio de las universidades y no abandonar de plano lo que ha sido y será la razón de su existencia. La docencia es la meta de mi quehacer. Por ello continuaré en la cátedra como aprendiz de la ciencia que elegí y pretendo transmitir, quizá de modo imperfecto, a los abogados que cursan el doctorado”. Y concluyó: “Puede estar convencida la comunidad universitaria del cumplimiento de la promesa aquí consignada, sujeta, claro está, a las limitaciones que impone la existencia del ser humano”. Dejó de enseñar, en persona, cuando le tocó regresar a la tierra, pero sus escritos seguirán formando a nuestros profesionales.
Contrajo matrimonio con Raisa March, de cuya unión nacieron tres hijos. Su viuda y el doctor Luis Vargas Leal, uno de sus múltiples discípulos, donaron a la Biblioteca del Tribunal Supremo de Justicia, los libros que acompañaron durante su vida a Gert Kummerow. Aprovecho la oportunidad para agradecerle, nuevamente, su desinteresado gesto al tiempo que le ratifico que la Biblioteca de Gert Kummerow tendrá un lugar destacado en la nuestra.
Este libro consta de veintiocho estudios sobre derecho civil escrito por profesionales del derecho –nacionales y extranjeros– que se desempeñan, fundamentalmente, en el ámbito docente. Nos queda agradecer a quienes colaboraron en su elaboración y a quienes –por una razón u otra– no pudieron hacerlo, y expresar nuestra esperanza de que la obra sea recibida por la comunidad jurídica a quien va dirigida con el mismo beneplácito que las otras preparadas por la Fundación Gaceta Forense de este Alto Tribunal.
Caracas, 05 de octubre de 2004