Detalle de Nota de Prensa

Durante su intervención al cierre de la "Primera Jornada Internacional de Teoría del Delito", que se celebró en el auditorio principal del Tribunal Supremo de Justicia, el doctor en leyes de la ilustre Universidad de Medellín, Colombia, Juan Fernández Carrasquilla dictó cátedra sobre la dignidad de la persona humana, la culpabilidad en el delito, la aplicación de la pena y especialmente sobre la libertad, a la que consideró como una pieza fundamental y núcleo central a la hora de administrar justicia dentro de cualquier estado de Derecho.

Aseguró el profesor Fernández que el Derecho está hecho para tratar personas y es importante reconocer cuándo se compromete la dignidad de las ellas y cuándo un conjunto de normas o una sentencia viola la dignidad de una persona. "Podemos decir que cuando forzamos al otro a hacer lo que no quiere, cuando forzamos su autodeterminación, estamos violando su dignidad humana y por ende su libertad. En ese contexto aparece la autonomía de la persona; de acuerdo a los liberales decían que el límite de nuestra libertad eran los derechos de los otros, eso es una norma general pero muy orientadora. Somos libres de hacer todo aquello que no imponga daño a los otros y sobre todo algo que no sea consentido por él".

En este sentido aseguró que el consentimiento del otro juega en todas las relaciones sociales un papel muy destacado, porque -a su juicio- al forzar el consentimiento es donde se atropella el valuarte de la dignidad de la persona y la dignidad no es otra cosa que los muros de contención de nuestra libertad. "A veces nuestra libertad puede ser afectada dentro de ciertos límites claros preestablecidos, porque de eso trata el Derecho Penal. Resulta necesario reconocer cuándo es legítimo y cuándo puede afectar el grado de autodeterminación de ciertas personas que llamamos delincuentes, con cierto régimen de privación de libertades que llamamos penas (...) las leyes tratan de establecer procedimientos, requisitos, exigencias y nosotros tratamos en la técnica de la leyes de que esas exigencias sean racionales".

Para finalizar advirtió que no se puede hacer un Derecho Penal serio y respetable que trate a la persona con dignidad si no se cree en la libertad, porque "ella es el núcleo y la silla donde se sienta la dignidad. La libertad, al igual que el amor, puede ser una ilusión como todo en la vida. Ella es el vuelo prosaico de los hombres, es la llama del espíritu y es por ello que cuando ejerzamos el Derecho Penal no olvidemos hacerlo con respeto a la libertad, porque de lo contrario estaríamos cometiendo un crimen y no administrando justicia", concluyó.