viernes, 28 de octubre de 2011
Aseguró la magistrada Isbelia Pérez Velásquez
Venezuela cuenta con un poderoso escudo legal contra la violencia de género

          Con algunas reflexiones sobre el tema de justicia de género, a fin de cohesionar el trabajo que hasta ahora se ha venido realizando por los distintos órganos involucrados en la materia, inició su ponencia la vicepresidenta de la Sala de Casación Civil e integrante de la Comisión Nacional de Justicia de Género, magistrada Isbelia Pérez Velásquez, en el I Taller de Evaluación del Sistema de Justicia de Género realizado en el Alto Tribunal del país.

            Para la Vicepresidenta de la Sala de Casación Civil, así como se aprende a ser hombre o mujer, la violencia de género también se aprende, es producto de la cultura "lo que sucede es que en la mayoría de los casos en que se invoca este término, se hace motivado a la profunda desigualdad y desamparo en que aún permanecen muchas mujeres en diversas partes del mundo, también en el nuestro es una realidad de la cual no escapamos", estas afirmaciones las mencionó durante su disertación sobre "El acceso a la justicia como garantía de los derechos de la mujer", con motivo de lo cual señaló que no basta la protección de los derechos de la mujer en la Constitución y la Ley, sino que es necesaria la implementación de políticas públicas, como la creación de tribunales en todo el territorio, la creación de casas de abrigo, los anexos penitenciarios, políticas de concientización que erradiquen la violencia, creación de defensorías públicas civiles, creación de espacios en los tribunales para que las mujeres víctimas de violencia puedan dejar a sus hijos mientras acuden a los actos del proceso, y centros de apoyo para la recuperación psicológica de trauman por maltratos.  Con apoyo en ello, afirmó que sólo en la medida que sean desarrolladas e implementadas estas estructuras, se podría afirmar con propiedad que el acceso a la justicia como derecho fundamental está garantizado, pues de lo contrario la mujer quedaría discriminada y colocada en condiciones de desigualdad ante la Ley.

            La Magistrada también destacó el esfuerzo de muchas mujeres líderes que han sido protagonistas en la historia de la humanidad y del país, "podemos afirmar con propiedad que por cada persona irresponsable y prejuiciada hacia la mujer, hay muchas otras dispuestas a ayudar y a establecer nuevas guías de amparo y protección a favor de ellas", lo cual obedece que a partir de la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999 se logró una conquista significativa.

            Resaltó la magistrada Isbelia Pérez historias que desde el silencio demuestran que en Venezuela ha existido una realidad social donde no todas las mujeres se atreven a denunciar a su agresor, por lo que destacó el texto de Inés Quintero "La Palabra Ignorada" que relata la vida de la venezolana Dominga Ases, campesina analfabeta que se negó a seguir siendo azotada y maltratada por su esposo.

            Igualmente precisó que a través de actas que datan de 1796, se descubrió mediante declaraciones de testigos y de la misma Dominga Ases, la descripción del maltrato recibido por su esposo quien fue sancionado por sus acciones y por la denuncia que ella interpusiera.

            Durante su intervención la vicepresidenta de la Sala de Casación Civil citó la sentencia de 1957 la cual estimó que pareciera ser testimonio de continuidad de los mismos problemas de discriminación y violencia de que fue víctima Dominga Ases. "Muchos callan y sufren en silencio atroces castigos e humillaciones, la prueba de ello es la sentencia de 1957".

            Es por los razonamientos expuestos que para la vicepresidenta de la Sala de Casación Civil, magistrada Isbelia Pérez, es de suma importancia recordar la sentencia con ponencia del magistrado Alberto Díaz de la Sala Civil, Mercantil y del Trabajo del 20 de noviembre de 1957, la cual no dudó en calificarla como valiente.

            Para la Magistrada, esta sentencia dibuja el ambiente de esa época y defiende en solitario la posición de la mujer por la que de la misma, citó: "No obstante, requerir que el trabajo debe ser fructífero es exigir una prueba más que no exige el legislador; esto parte de que en la mayoría de los casos es difícil, si no es imposible, ofrecerla, y crea una injusta e ilegal desigualdad, presumiendo que el trabajo del hombre es siempre productivo, en tanto que el de la mujer no lo es, debe probarlo".

            En el mismo orden de ideas, indicó que estos comentarios del criterio sustentado en la sentencia presentada por el magistrado Alberto Díaz, son muy gráficos, resaltan una Venezuela rural. "Todavía la mujer tendría que dar una doble batalla por ella y por sus hijos para ser considerada en el puesto que se merece. Pero no era fácil atreverse a hacerlo. El silencio y la sumisión se imponían".

"No desmayaremos en esta lucha"

            Asimismo, hizo un llamado a romper el silencio: "ciertamente la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es el poderoso instrumento de la Venezuela actual que marca notoria diferencia en este contexto. Muy distinta hubiese sido la historia de Dominga Ases de haber contado con la existencia de este escudo legal", destacó. 

            Felicitó a jueces y juezas, Órganos Públicos presentes, por la noble misión que están llevando a cabo y por el impacto social que ha generado la lucha por erradicar la Violencia de Género, e invitó a continuar la lucha, "ustedes tienen el privilegio de poder participar activamente en los cambios sociales que demandan la República y cuyo fin no es otro que el de garantizar la protección efectiva de la mujer. No desmayemos en esta lucha".

            La Magistrada expresó que para llevar a cabo esta lucha, las venezolanas cuentan con el aval de tener los genes patrios, tales como los de Juana La Avanzadora, Josefa Camejo, Luisa Cáceres De Arismendi, Ana María Campos, e incluso los de Dominga Ases.

Fecha de Publicación:
  28/10/2011

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