Durante su intervención en el IV Foro Derecho de la Niñez y la Adolescencia que continúa en la sede del Tribunal Supremo de Justicia, el Lic. Pablo Fernández, de la Rede de Apoyo por la Justicia y la Paz, resaltó la importancia de imprimir cuatro elementos en la formación de los niños, niñas y adolescentes para garantizar su eficaz formación, tales como el diálogo, la escucha activa como proceso comunicacional, la superación de los impedimentos y la valoración de la norma.
En este contexto el experto en temas de niñez y adolescencia hizo hincapié en el diálogo advirtiendo que dialogar es una forma de comunicación humana muy compleja que debe ir mucho más allá de hablar, "puesto que también implica quedarse callado para escuchar al otro, y justamente en esto radica el progreso del entendimiento, ya que tenemos que aprender a dar paso al silencio como un componente de la comunicación, ya que nos acostumbramos sólo a hablar pero no a escuchar a los niños o adolescentes", dijo.
"El diálogo exige capacidad de expresión, pero también capacidad de silencio, capacidad de escucha y capacidad para atender y entender lo que el otro tiene que decir. El diálogo no se predica, el diálogo se practica y practicarlo implica una dinámica actitudinal muy compleja y debemos recordar que la comunicación en valores no es teórica, es absolutamente práctica (") la internalización de los valores se da a través del modelaje, no de la teoría".
"ES NECESARIO CAMBIAR LA FORMA DE COMUNICARSE"
Explicó que para que el diálogo sea efectivo y fructífero, tenemos que observar de qué manera construimos ese diálogo y la forma en que aplicamos los principios básicos de la comunicación. Es importante escuchar activamente a los niños, niñas y adolescentes, demostrarles interés de lo que tienen que decir sin caer en una serie de respuestas estereotipadas que lejos de ayudar al hijo le hace sentir un desinterés por él. Buscar siempre respuestas idóneas a sus preguntas enriquece la comunicación, nunca es tarde para mejorar la comunicación con los hijos y reparar los errores cometidos sin insistir en un sentimiento de culpa por el pasado", advirtió Fernández.
Advirtió la importancia de darse un tiempo de prueba y cambiar la forma de comunicarse, puesto que "los adultos tenemos hábitos más arraigados que los muchachos y por lo tanto es más difícil para nosotros modificar conductas que para ellos o ellas, así que es cuestión de saber manejar también la paciencia". Agregó que el adulto debe tratar de dar información de forma positiva, con claridad, compartiendo los sentimientos, no sólo de lo que piensa sino también de lo que siente. Es importante ser fiel a las promesas y cumplir con el niño o adolescente y en caso de resultarle imposible cumplir hacérselo saber en los mejores términos. Siempre resulta útil aplicar la empatía y ponerse en el lugar del otro. Resulta importante hacer del diálogo algo de la cotidianidad y crear un clima emocional adecuado para que el mismo se dé y que no luzca como algo obligado, no debemos olvidar que el diálogo debe ser natural a la condición humana.
Para finalizar resaltó también la importancia de la escucha activa, advirtiendo que este procedimiento es aplicable a cualquier orden de la vida. "Generalmente es recomendado cuando utilizamos los mecanismos fundamentales de resolución de conflicto, es decir, la negociación, la mediación, la facilitación el arbitraje. Todos sabemos que de la forma en que se de la comunicación va a depender la posibilidad o no de llegar a una solución positiva de un conflicto entre seres humanos", puntualizó Fernández.
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